No he escrito nada en el blog en unos días. Siempre tengo algún tema en mente pero mi subconsciente me impedía escribir sobre ellos con la que está cayendo. La crítica obvia es que debería haber escrito sobre la que está cayendo y el contraataque sería que no se debe escribir sobre lo que no se entiende.
¿Qué ha cambiado para que pueda escribir algo sobre la que está cayendo? Lo primero que ha ocurrido es que algunas personas han hecho un magnífico trabajo de desbroce y ya se empieza a ver un poco de luz. Empezando por cerca de casa, Javi y otros amigos me han ayudado a entender algunas cosas. Más lejos de casa, recomiendo el blog de Steven Levitt en el NYT (Freakonomics).
Lo segundo es que a pesar de que algunos digan de nos enfrentamos a un nuevo paradigma a mi me parece que nos enfrentamos a una nueva versión de viejos pares de problemas y oportunidades. Por tanto, me apresto a entrar un poco en el problema usando los principios más básicos de economía y el modelo más simple (dos trogloditas).
Pedir la reducción o la eliminación de determinadas operaciones financieras es equivalente a pedir la restricción o la prohibición de la aviación comercial tras cada accidente aéreo. Eso estaría bien si la aviación comercial se hubiese desarrollado con el propósito explícito de matar gente pero se ha desarrollado para que la gente busque las mejores oportunidades de consumo, producción y relación a una distancia más grande. El sistema financiero es parecido a la aviación. Nos permite hacer las cosas más inverosímiles aunque siempre nos caben dudas de la seguridad del medio que se usa.
El problema básico ahora y siempre,,en el sector financiero y en el del porcino, es la escasez. El intercambio voluntario (mercado) es un sistema de gestión de la escasez como puede serlo una distribución de los recursos escasos dictados por una persona o un grupo (planificación central). El intercambio no es el problema básico (escasez) sino una solución imperfecta en constante evolución como lo sería cualquier otro sistema de gestión de la escasez que se hubiese implantado.
Caso 1.
El troglodita A tiene peras y el B tiene manzanas. Están hartos de comer siempre lo mismo y deciden intercambiárselas una por una. De esta manera, ambos comen peras y manzanas. No es difícil ver que el intercambio lleva mucho tiempo con nosotros para nuestro beneficio y es previo a la existencia de dinero.
Caso 2
El troglodita A tiene tantas manzanas en la primera mitad del año que le duele la barriga todas las noches. En la segunda mitad del año le duele la barriga pero de hambre. Por alguna razón el troglodita B le pasa lo contrario. Por tanto, el troglodita A le da la mitad de su cosecha al B y el B se la devuelve en la segunda mitad del año. Acabamos de inventar el préstamo sin haber inventado el dinero.
Un detalle interesante que aprendí estudiando equilibrio general es qué ocurre si el troglodita A se da cuenta de que las manzanas se conservan en el fondo de la cueva. De algún modo, el fondo de la cueva y el préstamo son sustitutivos. Es decir, que el préstamo puede verse como un cambio técnico equivalente a usar el fondo de la cueva como nevera. Por tanto, podemos esperar dos cosas
a) si los inventos y descubrimientos mejoran nuestra vida el objeto equivalente (el préstamo) también lo hace.
b) que las neveras se hagan cada vez más sofisticadas, que los préstamos también y que siempre haya algún tipo de sustitución entre ellos.
c) poner restricciones a la evolución de los préstamos tiene el mismo tipo de consecuencias que poner freno a la evolución de las neveras.
Los problemas de este intercambio en dos momentos del tiempo surgen de inmediato:
¿Qué pasa si el troglodita B no obtiene una cosecha?
Los intercambios en el tiempo están sometidos a incertidumbre. Ante los fallos del sistema de intercambio podemos volver al dolor de barriga (por hartura y por hambruna) o buscar mejoras en el sistema de intercambio. Una solución obvia es hacer el intercambio con diez trogloditas geográficamente dispersos. Todos los años fallará alguno pero no todos. Por tanto, puedes tener una idea bastante ajustada de cuánto puedes esperar de esos intercambios.
Los problemas se vuelven pronto muy sofisticados aún sin dinero. Dos ideas:
1. ¿Qué pasa si el troglodita B no se molesta en recoger la cosecha? Es decir, como ya ha obtenido su parte del intercambio ahora no tiene tanto interés en esforzarse.
2. ¿Qué pasa si los malos recolectores están siempre dispuestos a aceptar préstamos?
Es decir, los problemas de riesgo moral y selección adversa surgen pronto. En diez días empezará una nueva edición de TEDI donde estudiaremos con gran detalle estos problemas.
El dinero.
Es un instrumento para agilizar las operaciones descritas previamente. Reduce los costes de transacción. Cuando quiero comprar pan no tengo que buscar un panadero interesado en una clase de modelos económicos con riesgo (me dan mareos de hambre sólo de pensarlo). En consecuencia, los intercambios son más frecuentes y beneficiosos pero también más complejos.
Yo no me imagino un sistema de intercambio sin una regulación que
a) los permita y favorezca
b) No cercene las innovaciones
Esta regulación no es ni mucho menos obvia, está en continua evolución y se cometen tantos fallos en ella como en el diseño de cualquier producto sofisticado.
En resumen, los intercambios son una gran cosa, los intercambios en el tiempo (finanzas) son una cosa todavía más interesante y nunca hemos dejado de solucionar los problemas que plantean. Hemos sido capaces de crear las instituciones y las regulaciones que hacen que funcionen con cierta solvencia.
De vez en cuando habrá un accidente grande o pequeño. Lo grande o pequeño dependerá del tiempo que dejemos transcurrir sin pensar en las innovaciones que surgen. Por otra parte, los problemas no serán fáciles de adivinar antes de que ocurran y tenemos que lidiar con ellos cuando están aquí y toman un cariz ciertamente dramático.
¿Qué ha cambiado para que pueda escribir algo sobre la que está cayendo? Lo primero que ha ocurrido es que algunas personas han hecho un magnífico trabajo de desbroce y ya se empieza a ver un poco de luz. Empezando por cerca de casa, Javi y otros amigos me han ayudado a entender algunas cosas. Más lejos de casa, recomiendo el blog de Steven Levitt en el NYT (Freakonomics).
Lo segundo es que a pesar de que algunos digan de nos enfrentamos a un nuevo paradigma a mi me parece que nos enfrentamos a una nueva versión de viejos pares de problemas y oportunidades. Por tanto, me apresto a entrar un poco en el problema usando los principios más básicos de economía y el modelo más simple (dos trogloditas).
Pedir la reducción o la eliminación de determinadas operaciones financieras es equivalente a pedir la restricción o la prohibición de la aviación comercial tras cada accidente aéreo. Eso estaría bien si la aviación comercial se hubiese desarrollado con el propósito explícito de matar gente pero se ha desarrollado para que la gente busque las mejores oportunidades de consumo, producción y relación a una distancia más grande. El sistema financiero es parecido a la aviación. Nos permite hacer las cosas más inverosímiles aunque siempre nos caben dudas de la seguridad del medio que se usa.
El problema básico ahora y siempre,,en el sector financiero y en el del porcino, es la escasez. El intercambio voluntario (mercado) es un sistema de gestión de la escasez como puede serlo una distribución de los recursos escasos dictados por una persona o un grupo (planificación central). El intercambio no es el problema básico (escasez) sino una solución imperfecta en constante evolución como lo sería cualquier otro sistema de gestión de la escasez que se hubiese implantado.
Caso 1.
El troglodita A tiene peras y el B tiene manzanas. Están hartos de comer siempre lo mismo y deciden intercambiárselas una por una. De esta manera, ambos comen peras y manzanas. No es difícil ver que el intercambio lleva mucho tiempo con nosotros para nuestro beneficio y es previo a la existencia de dinero.
Caso 2
El troglodita A tiene tantas manzanas en la primera mitad del año que le duele la barriga todas las noches. En la segunda mitad del año le duele la barriga pero de hambre. Por alguna razón el troglodita B le pasa lo contrario. Por tanto, el troglodita A le da la mitad de su cosecha al B y el B se la devuelve en la segunda mitad del año. Acabamos de inventar el préstamo sin haber inventado el dinero.
Un detalle interesante que aprendí estudiando equilibrio general es qué ocurre si el troglodita A se da cuenta de que las manzanas se conservan en el fondo de la cueva. De algún modo, el fondo de la cueva y el préstamo son sustitutivos. Es decir, que el préstamo puede verse como un cambio técnico equivalente a usar el fondo de la cueva como nevera. Por tanto, podemos esperar dos cosas
a) si los inventos y descubrimientos mejoran nuestra vida el objeto equivalente (el préstamo) también lo hace.
b) que las neveras se hagan cada vez más sofisticadas, que los préstamos también y que siempre haya algún tipo de sustitución entre ellos.
c) poner restricciones a la evolución de los préstamos tiene el mismo tipo de consecuencias que poner freno a la evolución de las neveras.
Los problemas de este intercambio en dos momentos del tiempo surgen de inmediato:
¿Qué pasa si el troglodita B no obtiene una cosecha?
Los intercambios en el tiempo están sometidos a incertidumbre. Ante los fallos del sistema de intercambio podemos volver al dolor de barriga (por hartura y por hambruna) o buscar mejoras en el sistema de intercambio. Una solución obvia es hacer el intercambio con diez trogloditas geográficamente dispersos. Todos los años fallará alguno pero no todos. Por tanto, puedes tener una idea bastante ajustada de cuánto puedes esperar de esos intercambios.
Los problemas se vuelven pronto muy sofisticados aún sin dinero. Dos ideas:
1. ¿Qué pasa si el troglodita B no se molesta en recoger la cosecha? Es decir, como ya ha obtenido su parte del intercambio ahora no tiene tanto interés en esforzarse.
2. ¿Qué pasa si los malos recolectores están siempre dispuestos a aceptar préstamos?
Es decir, los problemas de riesgo moral y selección adversa surgen pronto. En diez días empezará una nueva edición de TEDI donde estudiaremos con gran detalle estos problemas.
El dinero.
Es un instrumento para agilizar las operaciones descritas previamente. Reduce los costes de transacción. Cuando quiero comprar pan no tengo que buscar un panadero interesado en una clase de modelos económicos con riesgo (me dan mareos de hambre sólo de pensarlo). En consecuencia, los intercambios son más frecuentes y beneficiosos pero también más complejos.
Yo no me imagino un sistema de intercambio sin una regulación que
a) los permita y favorezca
b) No cercene las innovaciones
Esta regulación no es ni mucho menos obvia, está en continua evolución y se cometen tantos fallos en ella como en el diseño de cualquier producto sofisticado.
En resumen, los intercambios son una gran cosa, los intercambios en el tiempo (finanzas) son una cosa todavía más interesante y nunca hemos dejado de solucionar los problemas que plantean. Hemos sido capaces de crear las instituciones y las regulaciones que hacen que funcionen con cierta solvencia.
De vez en cuando habrá un accidente grande o pequeño. Lo grande o pequeño dependerá del tiempo que dejemos transcurrir sin pensar en las innovaciones que surgen. Por otra parte, los problemas no serán fáciles de adivinar antes de que ocurran y tenemos que lidiar con ellos cuando están aquí y toman un cariz ciertamente dramático.