La versión oficial sobre el encontronazo con Chavez es que el Rey estuvo fantástico (pepé y pesoe) y Zapatero brillante (pesoe) o pasable (pepé). La tecnología actual nos permite ver las veces que sean necesarias el momento clave con la muy oportuna traducción de la BBC.
En el video se ven las dificultades de expresión de Zapatero tratando de pronunciar repetidamente una palabra que el locutor de la BBC traduce como: “I demand, I demand, …” . A continuación, el Rey fuera de sí grita “Shut-up”. Sólo personas muy acostumbradas a pagar impuestos y a recibir poco a cambio pueden jalear la lamentable actuación de nuestros dos mandatarios.
En mi modesta opinión, esta no puede ser la imagen de la política exterior de una potencia económica. ¿Alguien se imagina a Tony Blair balbuceando en Chile mientras la Reina Isabel II le manda callar a gritos a un jefe de estado extranjero?
La política exterior es una de las piezas del desarrollo económico. Los ciudadanos españoles necesitamos una presencia global para explotar todo nuestro potencial económico y esa presencia no es posible sin el apoyo decidido y eficaz del gobierno.
Ante este estado de cosas, contemplo dos posibilidades:
1. Cambiamos la política y la adaptamos a nuestras pretensiones de crecimiento económico
2. Bajamos las pretensiones de crecimiento económico al nivel de nuestra política exterior.
Como yo no creo que sea posible cambiar de política supongo que el equilibrio llegará por una crisis económica profunda y duradera que ponga a nuestro país en el lugar que le corresponde.
Una anecdota ilustra nuestra débil posición. Hace unos meses en uno de estos aquelarres latinoamericanos observé asombrado una escena tan impresionante como la de este sábado: un dirigente reñía a Zapatero por el maltrato que recibían los inmigrantes de su país en el nuestro mientras Zapatero asentía agachando la cabeza. Desde mi punto de vista, hubiera sido el momento de pedir la palabra y decir:
En mi país, en teoría al menos, todos los trabajos son igualmente dignos y todas las personas que se encuentren allí tienen los mismos derechos y obligaciones. Llevar esto a la práctica es más complicado que escribirlo en un código. Por tanto, algunos de sus compatriotas reciben un trato inadecuado por parte de los más indeseables de los míos. Lo cual siento profundamente. Una vez dicho esto, sus compatriotas están en mi país por decisión propia. Por tanto, de algún modo, el maltrato conjunto (económico y moral) que reciben en su país de origen es mayor que el que reciben en mi país. Yo creo que éste es un buen tema de reflexión para usted.
En mi país, en teoría al menos, todos los trabajos son igualmente dignos y todas las personas que se encuentren allí tienen los mismos derechos y obligaciones. Llevar esto a la práctica es más complicado que escribirlo en un código. Por tanto, algunos de sus compatriotas reciben un trato inadecuado por parte de los más indeseables de los míos. Lo cual siento profundamente. Una vez dicho esto, sus compatriotas están en mi país por decisión propia. Por tanto, de algún modo, el maltrato conjunto (económico y moral) que reciben en su país de origen es mayor que el que reciben en mi país. Yo creo que éste es un buen tema de reflexión para usted.
La anécdota ilustra perfectamente la falta de objetivos claros y la falta de preparación de nuestros dirigentes. Por tanto, necesitamos una política exterior con objetivos claros y factibles, basada en planteamientos rigurosos y conocimientos técnicos sobre la materia. No en trasnochadas afinidades ideológicas y en ocurrencias.
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