Un amigo me reta a escribir una entrada optimista sobre la crisis. En su nota de petición reconoce la dificultad y me sugiere que escriba la entrada en la mejor tradición optimista americana. Como no quiero teorizar sobre el optimismo americano me limitaré a contar un par de chistes sobre el tema a modo de introducción.
1. Un ejecutivo recibe el encargo de dirigir una problemática planta industrial. En primer lugar, reune a sus subordinados, les da el consabido discurso sobre la conversión de problemas en oportunidades y les manda a trabajar. Se sienta en su mesa y, de repente, una explosión le hace caer de la silla. Mira por la ventana y puede ver las llamas. Al poco tiempo, empiezan a sonar las sirenas de los bomberos y las ambulancias. Alarmado, llama por teléfono a unos de los ingenieros de planta y le pregunta qué pasa. El ingeniero le contesta: "Estoy gestionando una grave oportunidad médica".
2. Dos ejecutivos de una multinacional del calzado son destinados a evaluar el mercado en Australia. Uno de los ejecutivos comprueba que los aborígenes van descalzos y le pone un SMS al jefe: "Regreso de inmediato. Esta gente va descalza". El otro ejecutivo manda el siguiente mensaje: "Manden urgentemente otro avión de carga con zapatos. Esta gente va descalza".
La esencia de la Economía es el análisis del uso de recursos escasos con usos alternativos. Una de las razones por la que las técnicas analíticas de la Economía son tan potentes y pueden usarse en sorprendentes circunstancias es la generalidad del problema de la escasez. De hecho, la biología en general y la evolución en particular pueden ser vistos, con gran ventaja, como soluciones a problemas de escasez de recursos. Es decir, si el organismo A o el B se comen el alimento o, alternativamente, en ausencia de recursos el organismo A, directamente, se come al B. La inteligencia, la sociedad y la cultura pueden verse como evoluciones biológicas y sociales que ayudan a una gestión más eficiente de recursos escasos. Es decir, que la escasez puede verse como el origen de la inteligencia y de la cultura. En ese sentido, la Economía puede verse desde una perspectiva optimista y es justo en ese sentido en el que una crisis puede verse desde un punto de vista positivo.
El primer ejemplo es la política presupuestaria y el gasto público.
Mi vecino de despacho es un buen macroeconomista, trabajó en banca de inversiones y fue Senador socialista durante cuatro años. En ese tiempo, su función era el trabajo de detalle de los presupuestos que tiene lugar en el Senado. Tal como me ocurría a mí, la mayor parte de los economistas ignoran que la versión de los presupuestos que sale del congreso sólo contiene grandes líneas presupuestarias que luego deben ser concretadas en el trámite del Senado. Esos cuatro años de inmersión en los presupuestos de este país le han convertido en uno (¿el único?) experto nacional en este materia. De hecho, los alumnos de León son, probablemente, los mejor preparados de España en el análisis del presupuesto. Todos estos años, con creciente dramatismo, se quejaba de la locura que suponían los presupuestos de este país.
Voy a resumir a mi manera el principal problema de los presupuestos. Imagina que eres un mileurista y logras gastar un poco menos de lo que ganas cada año. Ahora piensa que te toca una cantidad igual a los ingresos anuales en un sorteo de lotería. Ante tal circunstancia, duplicas el gasto y duplicas el superavit. En principio, puedes sacar pecho del superavit y no habría problema si los gastos pudiesen reducirse con la misma facilidad con la que se adoptan. En caso contrario, el año siguiente será un desastre si no vuelve a tocarte la lotería. En las presentes circunstancias, la burbuja inmobiliaria es la lotería, el aumento alocado de gasto es la política presupuestaria de los últimos años y el desastre lo que se nos avecina.
Esta descripción de los hechos ya sería preocupante en si misma pero hay un detalle más. La deuda pública ha aumentado durante todos los años de superavit. Esta circunstancia sugiere que el superavit puede haber sido un mero artificio contable. Es decir, un capítulo más del mundo de Alicia en el que hemos vivido durante cinco años.
Los hechos que relato invitan a una reflexión bastante desfavorable para el principal partido de la oposición. ¿A qué se dedican? ¿Por qué no son capaces de detectar y explotar políticamente este asunto? Mi sospecha es que no tienen a ningún economista capaz de hacer este análisis ni están dispuestos a hacer el esfuerzo que requiere. Paul Krugman lo dijo después de su fugaz paso por el Consejo de Asesores Económicos de Ronald Reagan: "el nivel de análisis a los más altos niveles es increíblemente bajo".
¿Dónde está pues la nota positiva se preguntará mi amigo? El desastre económico que vivimos y la presumible debacle presupuestaria que se avecina sólo pueden mejorar la gestión del gasto público. Esta es una importante asignatura pendiente cuya simple mención por un economista llevaba a ser insultado a derecha e izquierda, a perder amistades, etc.
El segundo ejemplo es la educación.
Este es un sector donde se logra que todas las personas implicadas estén convencidas de estar haciendo algo positivo. Los contribuyentes ponen el dinero, los políticos lo gastan, los profesores lo cobran, los alumnos hacen los deberes y reciben el título. ¿Hay algún problema?
El problema básico lo pone de manifiesto el Inglés. Un alumno español puede pasarse entre doce y quince años estudiando todos los años las mismas reglas gramaticales. El resultado es que no más de uno de cada cinco puede registrarse en un hotel sin armar algún lío, uno de cada diez contestar a las preguntas de un agente de inmigración sin acabar en el cuarto oscuro y uno de cada cien hacer una presentación sin arruinar a su empresa o provocar un altercado diplomático si trabaja para la administración. ¿Qué tiene de especial el Inglés? ¿Es más difícil que otras asignaturas? La característica especial del Inglés es que se puede evaluar fácilmente poniendo al alumno en las tres situaciones que describo más arriba. La situación no tiene porqué ser mejor en otras materias, simplemente es más difícil de evaluar.
En una situación de bonanza económica hay oportunidades con lagunas importantes de formación. De hecho, la bonanza económica fomenta el abandono escolar. Sin embargo, la crisis económica hace que tengamos que ser más exigentes con qué se estudia y cómo se estudia.
Algún lector me dirá que me estoy colando ya que éste es un análisis de largo plazo mientras que la crisis es un fenómeno de corto plazo. Aquí viene otro brote verde. Con un gobierno realista, sería una crisis más o menos profunda pero pasajera. Con un gobierno que cree que puede obviar los principios económicos básicos usando el lenguaje adecuado y esperando un milagro la crisis tendrá la suficiente duración como para provocar cambios estructurales inimaginables hace poco tiempo.
Podría seguir con posibles brotes verdes en más sectores (transporte, energía, etc) pero la técnica de análisis es siempre la misma. En la abundancia no es tan importante detectar problemas y buscar soluciones. En la escasez esa búsqueda se convierte en perentoria.
1. Un ejecutivo recibe el encargo de dirigir una problemática planta industrial. En primer lugar, reune a sus subordinados, les da el consabido discurso sobre la conversión de problemas en oportunidades y les manda a trabajar. Se sienta en su mesa y, de repente, una explosión le hace caer de la silla. Mira por la ventana y puede ver las llamas. Al poco tiempo, empiezan a sonar las sirenas de los bomberos y las ambulancias. Alarmado, llama por teléfono a unos de los ingenieros de planta y le pregunta qué pasa. El ingeniero le contesta: "Estoy gestionando una grave oportunidad médica".
2. Dos ejecutivos de una multinacional del calzado son destinados a evaluar el mercado en Australia. Uno de los ejecutivos comprueba que los aborígenes van descalzos y le pone un SMS al jefe: "Regreso de inmediato. Esta gente va descalza". El otro ejecutivo manda el siguiente mensaje: "Manden urgentemente otro avión de carga con zapatos. Esta gente va descalza".
La esencia de la Economía es el análisis del uso de recursos escasos con usos alternativos. Una de las razones por la que las técnicas analíticas de la Economía son tan potentes y pueden usarse en sorprendentes circunstancias es la generalidad del problema de la escasez. De hecho, la biología en general y la evolución en particular pueden ser vistos, con gran ventaja, como soluciones a problemas de escasez de recursos. Es decir, si el organismo A o el B se comen el alimento o, alternativamente, en ausencia de recursos el organismo A, directamente, se come al B. La inteligencia, la sociedad y la cultura pueden verse como evoluciones biológicas y sociales que ayudan a una gestión más eficiente de recursos escasos. Es decir, que la escasez puede verse como el origen de la inteligencia y de la cultura. En ese sentido, la Economía puede verse desde una perspectiva optimista y es justo en ese sentido en el que una crisis puede verse desde un punto de vista positivo.
El primer ejemplo es la política presupuestaria y el gasto público.
Mi vecino de despacho es un buen macroeconomista, trabajó en banca de inversiones y fue Senador socialista durante cuatro años. En ese tiempo, su función era el trabajo de detalle de los presupuestos que tiene lugar en el Senado. Tal como me ocurría a mí, la mayor parte de los economistas ignoran que la versión de los presupuestos que sale del congreso sólo contiene grandes líneas presupuestarias que luego deben ser concretadas en el trámite del Senado. Esos cuatro años de inmersión en los presupuestos de este país le han convertido en uno (¿el único?) experto nacional en este materia. De hecho, los alumnos de León son, probablemente, los mejor preparados de España en el análisis del presupuesto. Todos estos años, con creciente dramatismo, se quejaba de la locura que suponían los presupuestos de este país.
Voy a resumir a mi manera el principal problema de los presupuestos. Imagina que eres un mileurista y logras gastar un poco menos de lo que ganas cada año. Ahora piensa que te toca una cantidad igual a los ingresos anuales en un sorteo de lotería. Ante tal circunstancia, duplicas el gasto y duplicas el superavit. En principio, puedes sacar pecho del superavit y no habría problema si los gastos pudiesen reducirse con la misma facilidad con la que se adoptan. En caso contrario, el año siguiente será un desastre si no vuelve a tocarte la lotería. En las presentes circunstancias, la burbuja inmobiliaria es la lotería, el aumento alocado de gasto es la política presupuestaria de los últimos años y el desastre lo que se nos avecina.
Esta descripción de los hechos ya sería preocupante en si misma pero hay un detalle más. La deuda pública ha aumentado durante todos los años de superavit. Esta circunstancia sugiere que el superavit puede haber sido un mero artificio contable. Es decir, un capítulo más del mundo de Alicia en el que hemos vivido durante cinco años.
Los hechos que relato invitan a una reflexión bastante desfavorable para el principal partido de la oposición. ¿A qué se dedican? ¿Por qué no son capaces de detectar y explotar políticamente este asunto? Mi sospecha es que no tienen a ningún economista capaz de hacer este análisis ni están dispuestos a hacer el esfuerzo que requiere. Paul Krugman lo dijo después de su fugaz paso por el Consejo de Asesores Económicos de Ronald Reagan: "el nivel de análisis a los más altos niveles es increíblemente bajo".
¿Dónde está pues la nota positiva se preguntará mi amigo? El desastre económico que vivimos y la presumible debacle presupuestaria que se avecina sólo pueden mejorar la gestión del gasto público. Esta es una importante asignatura pendiente cuya simple mención por un economista llevaba a ser insultado a derecha e izquierda, a perder amistades, etc.
El segundo ejemplo es la educación.
Este es un sector donde se logra que todas las personas implicadas estén convencidas de estar haciendo algo positivo. Los contribuyentes ponen el dinero, los políticos lo gastan, los profesores lo cobran, los alumnos hacen los deberes y reciben el título. ¿Hay algún problema?
El problema básico lo pone de manifiesto el Inglés. Un alumno español puede pasarse entre doce y quince años estudiando todos los años las mismas reglas gramaticales. El resultado es que no más de uno de cada cinco puede registrarse en un hotel sin armar algún lío, uno de cada diez contestar a las preguntas de un agente de inmigración sin acabar en el cuarto oscuro y uno de cada cien hacer una presentación sin arruinar a su empresa o provocar un altercado diplomático si trabaja para la administración. ¿Qué tiene de especial el Inglés? ¿Es más difícil que otras asignaturas? La característica especial del Inglés es que se puede evaluar fácilmente poniendo al alumno en las tres situaciones que describo más arriba. La situación no tiene porqué ser mejor en otras materias, simplemente es más difícil de evaluar.
En una situación de bonanza económica hay oportunidades con lagunas importantes de formación. De hecho, la bonanza económica fomenta el abandono escolar. Sin embargo, la crisis económica hace que tengamos que ser más exigentes con qué se estudia y cómo se estudia.
Algún lector me dirá que me estoy colando ya que éste es un análisis de largo plazo mientras que la crisis es un fenómeno de corto plazo. Aquí viene otro brote verde. Con un gobierno realista, sería una crisis más o menos profunda pero pasajera. Con un gobierno que cree que puede obviar los principios económicos básicos usando el lenguaje adecuado y esperando un milagro la crisis tendrá la suficiente duración como para provocar cambios estructurales inimaginables hace poco tiempo.
Podría seguir con posibles brotes verdes en más sectores (transporte, energía, etc) pero la técnica de análisis es siempre la misma. En la abundancia no es tan importante detectar problemas y buscar soluciones. En la escasez esa búsqueda se convierte en perentoria.
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