En estas semanas estoy impartiendo un curso de Doctorado que se titula “Modelos Espaciales de Desarrollo Económico”. Uno de los modelos que analizamos es el de la localización de las actividades económicas. La versión académica del modelo se presenta con unas sencillas ecuaciones. Sin embargo, los resultados se pueden explicar con unos sencillos números.
Un modelo es una simplificación de la realidad que te permite entenderla. En este caso, necesitamos un pueblo y una ciudad unidos por una infame carretera.
Caso 1
En el pueblo se produce leche a un coste de 5 y en la ciudad de 15. El transporte por carretera es tan difícil que cuesta 15. Es decir, la leche del pueblo puesta en la ciudad costaría 20. Como consecuencia de los altos costes de transporte la ventaja de costes en origen no se traduce en una ventaja de costes en destino y la leche se produce tanto en el pueblo como en la ciudad.
Caso 2
Una mejora en la carretera hace que el coste de transporte baje a 5. La leche del pueblo puesta en la ciudad cuesta 10 mientras que la producida en la ciudad cuesta 15. La leche se producirá exclusivamente en el pueblo.
Resultado preliminar: la carretera mejora la actividad económica en el pueblo.
Caso 3
Un modelo es una simplificación de la realidad que te permite entenderla. En este caso, necesitamos un pueblo y una ciudad unidos por una infame carretera.
Caso 1
En el pueblo se produce leche a un coste de 5 y en la ciudad de 15. El transporte por carretera es tan difícil que cuesta 15. Es decir, la leche del pueblo puesta en la ciudad costaría 20. Como consecuencia de los altos costes de transporte la ventaja de costes en origen no se traduce en una ventaja de costes en destino y la leche se produce tanto en el pueblo como en la ciudad.
Caso 2
Una mejora en la carretera hace que el coste de transporte baje a 5. La leche del pueblo puesta en la ciudad cuesta 10 mientras que la producida en la ciudad cuesta 15. La leche se producirá exclusivamente en el pueblo.
Resultado preliminar: la carretera mejora la actividad económica en el pueblo.
Caso 3
En el pueblo se fabrican herramientas a un coste de 15 y en la ciudad de 5. Antes de arreglar la carretera las herramientas de la ciudad puestas en el pueblo costaban 20. Por tanto, se fabricaban tanto en el pueblo como en la ciudad. Una vez arreglada la carretera las herramientas se producen sólo en la ciudad.
Resultado final: Las actividades que se desarrollarán en el pueblo son aquellas en la que el coste por unidad sea más bajo. Lo mismo es cierto para la ciudad. Es decir, la mejora del transporte amplia la importancia de los costes unitarios de producción.
No dudo de que haya actividades que se puedan hacer a un coste más bajo en el pueblo pero a mí se me ocurren muy pocas: el silencio, el aire limpio o algunas experiencias culturales o turísticas. Cualquier otra actividad se enfrenta a fenómenos económicos de gran envergadura que definen el bienestar de que gozamos. Algunos de estos fenómenos son:
Las economías de escala. El coste unitario se reduce al aumentar la cantidad producida.
Las economías de aglomeración. El coste unitario se reduce con la especialización que permite la aglomeración. Por ejemplo, ayer vino un fontanero a casa que tardó tres minutos en apretar tres radiadores que tenían una ligera fuga. Esa tarea me hubiese llevado a mí varias horas. Primero tendría que estudiar el problema, luego ver cómo se soluciona, luego averiguar si mis herramientas sirven para esa tarea, etc. Vivir en una ciudad permite que estos profesionales puedan hacer pequeñas tareas a muchas personas con gran eficiencia. A su vez, ellos pueden especializarse porque otras personas hacen otras tareas por ellos. Por ejemplo, reparales el coche. Por otra parte, la aglomeración permite compartir recursos costosos. El ejemplo está en una entrada anterior del blog sobre autopistas en la montaña leonesa.
Los flujos de innovación. Este fenómeno no lo entiendo muy bien pero hay cierta evidencia de que el número de personas y la actividad económica favorecen el aprendizaje y la innovación. Estos fenómenos reducen en gran medida el coste unitario de producción.
Epílogo: las mangas del chaleco
Se trata de un chiste muy malo en que un estudiante de Francés se inventa todas las traducciones. Traduce chaqueta como chaqueté, chaleco como chalequé. Entonces, el profesor le pide que traduzca las mangas del chaleco. El estudiante responde raudo: les mangués del chalequé. El profesor contesta: pues un ceré porque el chalequé no tiene mangués.
La idea de desarrollar pueblos remotos con costosas infraestructuras pagadas por los habitantes de las ciudades se parece al chaleco con mangas. Parece que se trata de crear una aglomeración urbana donde no existe olvidando los problemas de las que ya existen u otras que podrían existir en zonas menos alejadas de la primera.
Resultado final: Las actividades que se desarrollarán en el pueblo son aquellas en la que el coste por unidad sea más bajo. Lo mismo es cierto para la ciudad. Es decir, la mejora del transporte amplia la importancia de los costes unitarios de producción.
No dudo de que haya actividades que se puedan hacer a un coste más bajo en el pueblo pero a mí se me ocurren muy pocas: el silencio, el aire limpio o algunas experiencias culturales o turísticas. Cualquier otra actividad se enfrenta a fenómenos económicos de gran envergadura que definen el bienestar de que gozamos. Algunos de estos fenómenos son:
Las economías de escala. El coste unitario se reduce al aumentar la cantidad producida.
Las economías de aglomeración. El coste unitario se reduce con la especialización que permite la aglomeración. Por ejemplo, ayer vino un fontanero a casa que tardó tres minutos en apretar tres radiadores que tenían una ligera fuga. Esa tarea me hubiese llevado a mí varias horas. Primero tendría que estudiar el problema, luego ver cómo se soluciona, luego averiguar si mis herramientas sirven para esa tarea, etc. Vivir en una ciudad permite que estos profesionales puedan hacer pequeñas tareas a muchas personas con gran eficiencia. A su vez, ellos pueden especializarse porque otras personas hacen otras tareas por ellos. Por ejemplo, reparales el coche. Por otra parte, la aglomeración permite compartir recursos costosos. El ejemplo está en una entrada anterior del blog sobre autopistas en la montaña leonesa.
Los flujos de innovación. Este fenómeno no lo entiendo muy bien pero hay cierta evidencia de que el número de personas y la actividad económica favorecen el aprendizaje y la innovación. Estos fenómenos reducen en gran medida el coste unitario de producción.
Epílogo: las mangas del chaleco
Se trata de un chiste muy malo en que un estudiante de Francés se inventa todas las traducciones. Traduce chaqueta como chaqueté, chaleco como chalequé. Entonces, el profesor le pide que traduzca las mangas del chaleco. El estudiante responde raudo: les mangués del chalequé. El profesor contesta: pues un ceré porque el chalequé no tiene mangués.
La idea de desarrollar pueblos remotos con costosas infraestructuras pagadas por los habitantes de las ciudades se parece al chaleco con mangas. Parece que se trata de crear una aglomeración urbana donde no existe olvidando los problemas de las que ya existen u otras que podrían existir en zonas menos alejadas de la primera.
2 comentarios:
La película "Cars" y el desencanto del "AVE"
Ayer ví con mi hija la película de dibujos animados "Cars", que entre otros temas introduce el impacto de la construcción de una autovía en la economía de un pueblo que estaba en un cruce de caminos de la anterior nacional. La rectilínea autovía supuso la crisis económica del pueblo. Hoy me despierto con el reportaje de un periódico local en el que se comprueba que ni siquiera durante la fase de construcción de la variante de Pajares, el AVE ha supuesto un verdadero revulsivo económico, o al menos, lo ha sido mucho menor que lo que se esperaba. Los trabajadores se van vivir a Léon y en el valle del Bernesga sí quedan los problemas de contaminación, de ruptura de acuíferos, y otros.
La película y este reportaje me llevan de nuevo a mi preocupación por la imprudencia con la que se aprueban gastos millonarios para construir infraestructuras de comunicaciones sin que existan los más preliminares estudios sobre su viabilidad. Un ejemplo, la Autovía Minera Subcantábrica, que ya se va a comer 600.000 euros en el estudio informativo del tramo Villablino-Puente Fernandez Casado, en la autopista de peaje; tramo que atraviesa Laciana, Babia y Luna.
Como jurista comprometido con la defensa del medio ambiente y, en especial, de esas montañas, me parece aberrante que se puedan gastar cien millones de pesetas en el proyecto de un tramo de autovía sin que se estudie previamente su conveniencia, no ya su compatibilidad con las normas que proyegen los espacios naturales afectados.
Pola de Gordón se queja ahora del AVE cuando tiene a los trabajadores. ¿Qué hará cuando se vayan y sólo vean pasar el AVE? El valle del Bernesga es un valle sacrificado por las vías de comunicación, ¿queremos que lo sean todos los valles leoneses, cuando ni siquiera hay seguridad de que haya tráfico en la Autovía Minera Subcantábrica?
He presentado un recurso contra la contratación del Estudio Informativo de la Autovía, que va a proponer un trazado, su coste y un estudio de impacto ambiental. Seguiremos el procedimiento hasata el final pues será ilustrativo si los jueces pueden controlar o no la irreflexividad constructiva de la Consejería de Fomento.
Una pregunta adicional: ¿Para qué sirve la Autovía Minera Subcantábrica? ¿Alguien lo sabe? Me refiero si sirve para algo más que gastar dinero público en obras que financian en especial a las empresas constructoras.
Quizás las líneas que acabo de escribir se ciñan a un supuesto muy concreto, pero los modelos de economía espacial de otra entrada de este blog me incitaron a pensar, quien va a vender qué a través de la nueva autovía y a qué precio.
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