miércoles, junio 11, 2008

La simple aritmética de la huelga

Una empresa vende un bien a 9 euros usando un litro de gasoil cuando éste cuesta 1 euro. Si el gasoil cuesta 2 euros y la empresa lo vende a 10 euros sus cuentas no han cambiado.
La empresa insiste en que el gobierno le dé una subvención de 1 euro para poder mantener el precio en 9 euros. En caso contrario, paralizará el país con una huelga.
El consumidor y contribuyente se encuentra en la tesitura de pagar 10 euros por el producto en el mercado o pagar nueve euros por el producto en el mercado y 1 euro de impuestos para financiar la subvención. Puesto que el consumidor y contribuyente es indiferente lo más efectivo es conceder la subvención y evitar la huelga.

Así podría empezar un examen de Microeconomía. A continuación se instaría al alumno a buscar los errores económicos en el comentario anterior.
Algunos errores evidentes:
1. El consumidor y contribuyente no es realmente indiferente entre pagar 10 euros por el producto o pagar 9 euros por el producto y 1 euro de impuestos. En el mercado puedes negarte a comprar el producto o por lo menos pensar en cómo sustituirlo a corto, medio o largo plazo. Si no pagas los impuestos te espera una multa y quizás la carcel. Este sencillo razonamiento, destapa la función primordial de la huelga: conseguir que el gobierno obligue a los contribuyentes a seguir pagando un producto que no les interesa.
Las ineficiencias y fraudes del sector público hacen que esta aritmética no sea fácilmente detectable por parte del consumidor y contribuyente.
La pista para encontrar este razonamiento la proporciona el hecho de que en la aritmética inicial los productores también eran aparentemente indiferentes entre subir el precio y cobrar una subvención. Si están dispuestos en gastar recursos para forzar una solución no pueden ser indierentes entre ambas soluciones.
2. La subvención evita que el consumidor deje de consumir algo que le resulte caro y busque alternativas. En consecuencia se seguirá consumiendo el mismo gasoil a pesar de que es más caro. No parece buena idea seguir consumiendo un producto cuyo precio seguirá creciendo en el futuro.
3. La subvención evita que el productor trate de producir el bien con menos gasoil. Las cuentas le salen como antes de la subida y desaparece el incentivo para ahorrar.
Algunos analistas que piensan de forma parecida. Todavía no he visto un artículo a favor de una subvención al gasoil.

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