La religión musulmana prohíbe cobrar intereses por los préstamos. No obstante, los bancos han encontrado la manera de sobreponerse a semejante problema. En vez de concederte una hipoteca cuando compras una casa y cobrar intereses por el préstamo, el banco compra la casa y te la alquila por el periodo de duración de una hipoteca con opción de compra a un determinado precio. Obviamente, si sumas el alquiler y el precio de la opción de compra va a dar una cantidad igual al precio de compra original de la casa más los intereses de una hipoteca más las molestias del banco para montar toda esta historia.
domingo, septiembre 17, 2006
jueves, septiembre 14, 2006
El paraíso español: las propinas
En el infierno estadounidense los camareros obtienen sus magros ingresos de las propinas. Lo que llama la atención es como un simple elemento folclórico, las propinas, consigue confundir a una persona inteligente y cultivada.
Imaginad por un momento que los camareros tengan alternativas de empleo en que pagan cinco euros a la hora. Si por término medio las propinas ofrecen más de cinco euros a la hora habrá mucha gente dispuesta a trabajar de camarero. Si por el contrario, las propinas dan un rendimiento horario menor de cinco euros habrá una notable escasez de camareros. Si el salario de los empleos alternativos de los camareros suben a diez euros sólo habrá camareros si las propinas proporcionan un salario de diez euros. Es decir, el salario dependen de las condiciones del mercado de trabajo y no de la forma de pago: propinas, en especie, semanal, mensual, anual.
El verdadero problema es que es difícil vivir bien ganando cinco euros a la hora pagados en propinas o ingresados por tu jefe en un fondo de inversiones. Entender por qué algunos trabajos pagan muy poco requiere estudiar al menos un libro de introducción a la economía. No obstante, los aspectos más interesantes del problema aparecen en microeconomía intermedia y en un curso básico de economía laboral.
No pretendo que los escritores usen su tiempo en estudiar todos estos temas pero si quiero recuperar una frase de Don Federico, un gran profesor de física de Oviedo: “la gente va por ahí presumiendo de sus conocimientos enciclopédicos y no tienen ni idea de cómo funciona una polea o una bicicleta”. Parece que la ignorancia de los rudimentos de la física o de la economía no sólo es socialmente aceptada sino que, muy frecuentemente, es alabada. Sin embargo, yo noto una gran diferencia entre física y economía. La gente no suele hablar mucho sobre física y la ignorancia pasa desapercibida mientras que yo encuentro material suficiente para las clases de la semana en los errores económicos de los intelectuales oficiales en los suplementos dominicales.
Imaginad por un momento que los camareros tengan alternativas de empleo en que pagan cinco euros a la hora. Si por término medio las propinas ofrecen más de cinco euros a la hora habrá mucha gente dispuesta a trabajar de camarero. Si por el contrario, las propinas dan un rendimiento horario menor de cinco euros habrá una notable escasez de camareros. Si el salario de los empleos alternativos de los camareros suben a diez euros sólo habrá camareros si las propinas proporcionan un salario de diez euros. Es decir, el salario dependen de las condiciones del mercado de trabajo y no de la forma de pago: propinas, en especie, semanal, mensual, anual.
El verdadero problema es que es difícil vivir bien ganando cinco euros a la hora pagados en propinas o ingresados por tu jefe en un fondo de inversiones. Entender por qué algunos trabajos pagan muy poco requiere estudiar al menos un libro de introducción a la economía. No obstante, los aspectos más interesantes del problema aparecen en microeconomía intermedia y en un curso básico de economía laboral.
No pretendo que los escritores usen su tiempo en estudiar todos estos temas pero si quiero recuperar una frase de Don Federico, un gran profesor de física de Oviedo: “la gente va por ahí presumiendo de sus conocimientos enciclopédicos y no tienen ni idea de cómo funciona una polea o una bicicleta”. Parece que la ignorancia de los rudimentos de la física o de la economía no sólo es socialmente aceptada sino que, muy frecuentemente, es alabada. Sin embargo, yo noto una gran diferencia entre física y economía. La gente no suele hablar mucho sobre física y la ignorancia pasa desapercibida mientras que yo encuentro material suficiente para las clases de la semana en los errores económicos de los intelectuales oficiales en los suplementos dominicales.
miércoles, septiembre 13, 2006
El paraíso español de Muñoz Molina
Leído en una entrevista en el País Semanal, 10/9/1006
No sé, aquí hay demasiado ruido y furia, y no veo la razón. Cuando comparo lo que vivimos aquí con lo que se vive en Estados Unidos, donde un profesor tiene que vender su apartamento porque el seguro médico le cubre sólo una parte de su operación, o cuando un trabajador sólo puede contar para vivir con las propinas, donde sólo se tiene una semana de vacaciones al año… Aquí tenemos mucho de lo que allí falta, y no sé por cuánto tiempo lo vamos a tener. Es bueno sentirse de aquí. Así que me pregunto de dónde viene tanta furia, tanta saña; no lo entiendo.
Los profesores de Estados Unidos que yo conozco tienen seguros médicos bastante completos proporcionados por sus respectivas organizaciones educativas. Es muy raro que tengan que vender el apartamento. Hay gente que tiene mala suerte hasta para conocer profesores. De todos modos, hay cierta información previa sobre lo que cubre el seguro y sobre las posibilidades de ampliarlo. Obviamente, las posibilidades de ampliarlo no son ilimitadas y no se puede ampliar desde que sabes que estás enfermo.
Los profesores españoles que yo conozco se ponen a la cola para ir al médico, luego se ponen en lista de espera para operarse. Con alguna probabilidad pueden morir esperando en esa lista. Algún espabilado puede darse cuenta de que se muere en la lista de espera y hacer dos cosas:
1. Buscar un enchufe para saltarse la cola y que se muera otro en vez de él
2. Vender el apartamento y marcharse a Houston como hacen las folclóricas.
Alternativamente, puede darse cuenta de que la medicina en el paraíso español es un poco descuidada y atrasada. En este caso puede rendirse o tomar el camino 2.
La posibilidad 1 es parte de un paraíso que no me gusta. La posibilidad 2 se parece mucho al drama estadounidense que describe el escritor. Por tanto, quizás no sea tan misteriosa la razón por la que la gente está cabreada.
Otro tema es que los americanos son conscientes de que su sistema sanitario es problemático. Por tanto, han intentado reformas y tienen un activo debate político y un interesante programa de investigación sobre el tema. Mientras tanto, en el paraíso español estos temas están resueltos y sólo tenemos que mirar que no nos quiten lo conseguido.
Yo no creo en la existencia de paraísos. Creo que puede haber lugares donde los problemas se identifican, se discuten y se les buscan soluciones.
No sé, aquí hay demasiado ruido y furia, y no veo la razón. Cuando comparo lo que vivimos aquí con lo que se vive en Estados Unidos, donde un profesor tiene que vender su apartamento porque el seguro médico le cubre sólo una parte de su operación, o cuando un trabajador sólo puede contar para vivir con las propinas, donde sólo se tiene una semana de vacaciones al año… Aquí tenemos mucho de lo que allí falta, y no sé por cuánto tiempo lo vamos a tener. Es bueno sentirse de aquí. Así que me pregunto de dónde viene tanta furia, tanta saña; no lo entiendo.
Los profesores de Estados Unidos que yo conozco tienen seguros médicos bastante completos proporcionados por sus respectivas organizaciones educativas. Es muy raro que tengan que vender el apartamento. Hay gente que tiene mala suerte hasta para conocer profesores. De todos modos, hay cierta información previa sobre lo que cubre el seguro y sobre las posibilidades de ampliarlo. Obviamente, las posibilidades de ampliarlo no son ilimitadas y no se puede ampliar desde que sabes que estás enfermo.
Los profesores españoles que yo conozco se ponen a la cola para ir al médico, luego se ponen en lista de espera para operarse. Con alguna probabilidad pueden morir esperando en esa lista. Algún espabilado puede darse cuenta de que se muere en la lista de espera y hacer dos cosas:
1. Buscar un enchufe para saltarse la cola y que se muera otro en vez de él
2. Vender el apartamento y marcharse a Houston como hacen las folclóricas.
Alternativamente, puede darse cuenta de que la medicina en el paraíso español es un poco descuidada y atrasada. En este caso puede rendirse o tomar el camino 2.
La posibilidad 1 es parte de un paraíso que no me gusta. La posibilidad 2 se parece mucho al drama estadounidense que describe el escritor. Por tanto, quizás no sea tan misteriosa la razón por la que la gente está cabreada.
Otro tema es que los americanos son conscientes de que su sistema sanitario es problemático. Por tanto, han intentado reformas y tienen un activo debate político y un interesante programa de investigación sobre el tema. Mientras tanto, en el paraíso español estos temas están resueltos y sólo tenemos que mirar que no nos quiten lo conseguido.
Yo no creo en la existencia de paraísos. Creo que puede haber lugares donde los problemas se identifican, se discuten y se les buscan soluciones.
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