En el infierno estadounidense los camareros obtienen sus magros ingresos de las propinas. Lo que llama la atención es como un simple elemento folclórico, las propinas, consigue confundir a una persona inteligente y cultivada.
Imaginad por un momento que los camareros tengan alternativas de empleo en que pagan cinco euros a la hora. Si por término medio las propinas ofrecen más de cinco euros a la hora habrá mucha gente dispuesta a trabajar de camarero. Si por el contrario, las propinas dan un rendimiento horario menor de cinco euros habrá una notable escasez de camareros. Si el salario de los empleos alternativos de los camareros suben a diez euros sólo habrá camareros si las propinas proporcionan un salario de diez euros. Es decir, el salario dependen de las condiciones del mercado de trabajo y no de la forma de pago: propinas, en especie, semanal, mensual, anual.
El verdadero problema es que es difícil vivir bien ganando cinco euros a la hora pagados en propinas o ingresados por tu jefe en un fondo de inversiones. Entender por qué algunos trabajos pagan muy poco requiere estudiar al menos un libro de introducción a la economía. No obstante, los aspectos más interesantes del problema aparecen en microeconomía intermedia y en un curso básico de economía laboral.
No pretendo que los escritores usen su tiempo en estudiar todos estos temas pero si quiero recuperar una frase de Don Federico, un gran profesor de física de Oviedo: “la gente va por ahí presumiendo de sus conocimientos enciclopédicos y no tienen ni idea de cómo funciona una polea o una bicicleta”. Parece que la ignorancia de los rudimentos de la física o de la economía no sólo es socialmente aceptada sino que, muy frecuentemente, es alabada. Sin embargo, yo noto una gran diferencia entre física y economía. La gente no suele hablar mucho sobre física y la ignorancia pasa desapercibida mientras que yo encuentro material suficiente para las clases de la semana en los errores económicos de los intelectuales oficiales en los suplementos dominicales.
Imaginad por un momento que los camareros tengan alternativas de empleo en que pagan cinco euros a la hora. Si por término medio las propinas ofrecen más de cinco euros a la hora habrá mucha gente dispuesta a trabajar de camarero. Si por el contrario, las propinas dan un rendimiento horario menor de cinco euros habrá una notable escasez de camareros. Si el salario de los empleos alternativos de los camareros suben a diez euros sólo habrá camareros si las propinas proporcionan un salario de diez euros. Es decir, el salario dependen de las condiciones del mercado de trabajo y no de la forma de pago: propinas, en especie, semanal, mensual, anual.
El verdadero problema es que es difícil vivir bien ganando cinco euros a la hora pagados en propinas o ingresados por tu jefe en un fondo de inversiones. Entender por qué algunos trabajos pagan muy poco requiere estudiar al menos un libro de introducción a la economía. No obstante, los aspectos más interesantes del problema aparecen en microeconomía intermedia y en un curso básico de economía laboral.
No pretendo que los escritores usen su tiempo en estudiar todos estos temas pero si quiero recuperar una frase de Don Federico, un gran profesor de física de Oviedo: “la gente va por ahí presumiendo de sus conocimientos enciclopédicos y no tienen ni idea de cómo funciona una polea o una bicicleta”. Parece que la ignorancia de los rudimentos de la física o de la economía no sólo es socialmente aceptada sino que, muy frecuentemente, es alabada. Sin embargo, yo noto una gran diferencia entre física y economía. La gente no suele hablar mucho sobre física y la ignorancia pasa desapercibida mientras que yo encuentro material suficiente para las clases de la semana en los errores económicos de los intelectuales oficiales en los suplementos dominicales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario