viernes, abril 25, 2008

La uniformidad es enemiga de la innovación


Encadenamos tres días de fiesta en la Universidad de León. El miércoles la fiesta de la Comunidad Autónoma, el jueves fiesta local de la “independencia” de León y hoy fiesta universitaria (San Isidoro). Como decía, una buena manera de enfocar el fin de curso con racionalidad. Sin embargo, como mis clases son los lunes y los martes, este año apenas me han afectado los diversos puentes y acueductos y he logrado dar con un poco de calma el tema de Competencia Monopolística.
La clave de este modelo (estructura de mercado) es que numerosos competidores venden un producto ligeramente diferenciado. Por tanto, los consumidores tienen más opciones a costa de pagar un precio superior al de un producto no diferenciado.

Empecé la presentación del tema hablando de uniformes del colegio. Animé a los alumnos a que presentasen las dos visiones contrapuestas que hay sobre el tema. Una alumna comentó su disgusto por haber llevado uniforme porque, de algún modo, limitaba una forma de expresión personal. El resto de los alumnos y un servidor mencionamos las ventajas de llevar uniforme. Todas ellas conducen a un coste bajo:
1. No hay nada que pensar cada mañana ni hace falta ir de compras con frecuencia.
2. Se limitan las discusiones sobre lo que constituye un atuendo adecuado. Se elimina la presión social sobre la apariencia.
3. Dos o tres recambios de cada pieza (pantalón, camisa, chaqueta) son más que suficientes para pasar un curso académico.


Aparentemente, las ventajas superan a los inconvenientes de no poder usar la ropa como forma de expresión personal. Sin embargo, en cuanto se cambia el ejemplo la balanza se mueve en dirección contraria a la uniformidad. El segundo ejemplo que propuse fue el de los automóviles.




Imaginad un mundo en que el gobierno haya decidido que ahorremos en la compra de automóviles. Básicamente, en los concesionarios hay tres tipos de automóviles: pequeño, mediano y grande.
Si todos los coches son iguales ¿Cómo pueden cambiar? Es importante darse cuenta de que existe una relación esencial entre avance en la tecnología automovilística y diferenciación. La innovación llega a través de diferenciaciones continuas y sucesivas de los automóviles. En un mundo con tres tipos de automóviles todos seguiríamos conduciendo algo parecido a los SEAT de los años 60.









Esta relación entre diferenciación e innovación es la base de los modelos teóricos más avanzados de crecimiento económico. Por otra parte, esta idea puede abrir un debate sobre los intentos de uniformización europea de la enseñanza universitaria.


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