domingo, marzo 08, 2009

Rocket Science

Hace muchos años tuve que cursar una asignatura sobre ordenadores cuánticos y construcción de motores de plasma para cohetes. El profesor desgranaba los conceptos con cierta desgana, consciente de que nunca lograríamos entender su genialidad ni la utilidad de la materia que explicaba. Algunos alumnos decían que su genialidad le impedía explicarse con claridad, seguir algún orden o dignarse a hacer un comentario sobre lo que tocaba explicar aquel día y su relación con el objetivo del curso. Todo el mundo sabía que tocaba aguantar aquel martirio durante unos meses para ver si en el examen se podía escribir algo que él considerase digno de ser puntuado positivamente.

En aquellos días solía visitar una desvencijada biblioteca en un histórico edificio. Por casualidad, mis ojos fueron a parar al lomo de un libro con el mismo título de la asignatura. Saqué el libro prestado y me puse a leerlo en un banco del parque. Era una traducción de un libro americano de finales de los años sesenta y lo leí en poco más de dos horas. Resulta que, básicamente, el tema que explicaba el profesor no contenía más allá de media docena de ideas todas ellas al alcance de cualquier persona. En aquel rato en el parque comprendí que no se trataba de física cuántica ni de construcción de cohetes sino de una cuestión mundana pero interesante y relevante. El aparato matemático era un tanto engorroso pero no tenía mayores dificultades una vez que se entendían las ideas que trataba de expresar de una forma general y rigurosa. La historia acabó bastante bien para mí (Notable y una comprensión profunda del tema para el resto de mis días), regular para mis compañeros más estudiosos (Sobresaliente y alergia para el resto de sus días) y muy mal para la mayoría (Suspenso y alergia para el resto de su vida).

Obviamente, no voy a decir el nombre real de la asignatura porque el profesor todavía es joven y sigue mirándome con el desprecio que le inspiramos los pobres mortales. Pero la experiencia está ahí y se ha repetido más veces a lo largo de mi vida.

Acaba de ocurrir otra vez. Estamos en una crisis muy profunda y si miras hacía los políticos, los medios de comunicación y a algunos profesores es difícil entender nada. Sin embargo, Javi Valbuena ha cumplido el papel de mis ojos curiosos en aquella biblioteca. Me ha dirigido hacia un libro gratuito en que un grupo de grandes economistas españoles dicen cosas muy sensatas y, sorprendentemente (no para mí), más fáciles de entender que las menos sensatas que se oyen en otros ámbitos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué buena entrada, Carlos, te felicito. Y con cuánta frecuencia se da en el mundo de la educación...

Epi

Anónimo dijo...

Ayer pude asistir a una conferencia de un Catedrático de la Universidad de Málaga: Alfredo Fierro Bardají dentro de un ciclo sobre la ciudad,: LLegué un poco tarde pero aun así pude tomar notas sobre temas importantes para la actualidad que nos toca, reflexiones como que en 1970 se intentó simular cómo sería el mundo en 2000 por tres universidades y las estimaciones que se hicieron no coincidieron ni aproximadamente a la realidad´2000(móviles, internet, pcs). Dentro de este contexto, el catedrático, apostaba por la imaginación para superar la crisis, la anticipación del futuro a los momentos actuales. Entre otras múltiples reflexiones criticaba que durante los años 8o se había apostado por España como un país de servicios y que ésto había influido en el modelo educativo y a la postre, en el fracaso escolar. Fue una conferencia muy entretenida que se titulaba, "Nosotros y los otros: heterodoxia y tolerancia".
Alfonso