viernes, enero 23, 2009

Mirando al futuro

A mediados de los años 90 del siglo pasado empecé a manejar el material divulgativo de Paul Krugman. Empecé por el formato casi único de aquel siglo y de los anteriores: el libro. Compré primero “La era de las expectativas limitadas” y más tarde “Vendiendo Prosperidad”. Me llamó tanto la atención que:

1. Seguí su trabajo divulgativo en la incipiente Internet con gran aprovechamiento.

2. Me interesé por su trabajo académico

3. Su aproximación analítica basada en pequeños modelos verbales (parábolas como en el Nuevo Testamento), numéricos y gráficos impregnó primero mis conversaciones, luego mis clases y finalmente mi investigación. Cualquiera que maneje algunas de sus lecturas de una página tendrá una gran ventaja intelectual a la hora de analizar las crisis pasadas, la actual y las que están por venir.

Me siento menos atraído por el Krugman comentarista político aunque reconozco que tiene una mente clara e inquisitiva. Pero considero que es el pasado y a mi me gusta mirar al futuro. De hecho, en unos pocos días espero estar explicando el material del que la gente se sorprenderá dentro de diez años. Aunque una parte de ese material tiene dos siglos de antiguedad.

Cuando yo compré “La era de las expectativas limitadas” Krugman acababa de recibir la medalla John Bates Clark. En sus propias palabras, una distinción ligeramente más difícil de conseguir que el Premio Nobel. Esa es la clave para mirar al futuro. De hecho, Abel me envió hace unos días este documento de reflexión sobre la crisis de Daron Acemoglu quien recibió esta distinción en el año 2005 y es uno de los economistas más productivos de nuestros días. En este documento Acemoglu explica con claridad los siguientes puntos:


  1. El papel de la volatilidad en la economía.

El incremento del bienestar proviene de la innovación, la innovación implica cambio y el cambio que algunas cosas desaparezcan y otras se creen. En resumen, una economía completamente estabilizada no sería tan deseable como parece a primera vista. Sin embargo, entender y gestionar la volatilidad y el cambio es muy importante.


  1. ¿Qué falló realmente en esta crisis?

Para sorpresa de muchos no falló completamente el conocimiento económico acumulado. Fallaron las versiones mediáticas y políticas que confunden mercado libre con mercado no regulado (seudo-liberales) o regulación imprescindible con ocurrencias políticas (seudo-progresistas).


  1. El punto de vista de la recesión al que dedicamos grandes esfuerzos estos días versus el punto de vista del crecimiento a largo plazo.

En tres semanas empezaré a explicar Crecimiento Económico. El primer día hablaremos de la sorprendente aritmética del crecimiento. Aquella que dice que un crecimiento medio del 2,8% durante una generación (25 años) duplica la renta.

Pues aquí estamos rasgándonos las vestiduras por una caída del 2% de la renta. Es una preocupación más que legítima para quien haya perdido su empleo y albergue dudas sobre la posibilidad de tener otro. Sin embargo, tenemos que asegurar que las medidas que tomemos para atenuar este problema no reduzcan el crecimiento medio de los próximos veinticinco años.

Sorprendentemente, existe un cierto consenso sobre las causas básicas del crecimiento económico y esas causas son menos misteriosas que las causas de las recesiones. Me refiero a la inversión, la educación, la innovación y los incentivos y las instituciones que las promueven. Sin embargo, supongo que mucha gente le sorprenderá saber que los precios de mercado son fundamentales para estas actividades que fomentan el crecimiento. La razón es que proporcionan información imprescindible sobre lo que es escaso y lo que sobra. Esta información suele ser mucho más efectiva que las ideas de cualquier político de cualquier partido.

Esta doble visión sobre la crisis está relacionada con una interesante pregunta de mi amigo Epi. ¿Cómo puedes manejar simultáneamente material divulgativo de Krugman y de Sala i Martín? ¿No son contradictorios?

La respuesta es que más que contradictorios los dos se guardan una carta en la manga renunciando a hablar de lo que habla el otro. Yo lo entiendo como un reconocimiento implícito de la validez del argumento del otro. En definitiva, uno está hablando de hoy y el otro está hablando de la media de los próximos veinte años. No son cuestiones independientes pero tampoco son la misma.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por supuesto que no son incompatibles, siempre que les despojes del sesgo político (intencionado y legítimo) con que cada uno reviste su divulgación. De hecho, creo haber leído que Xavier Sala compartía con Stiglitz en Columbia la docencia de una asignatura sobre crecimiento, y sus posturas también están aparentemente en las antípodas.

Respecto a la dificultad de obtener la medalla John Bates Clark, dado que tiene caracter bianual y dado el Nobel hace tiempo que sólo "para" por universidades estadounidenses... ¡es exactamente el doble de difícil de obtener la primera que el segundo!

Anónimo dijo...

Acabo de leer el post del día 28 de septiembre de 2007 y quería felicitarte (Carlos) por la atinada composición; mención especial para la coda quijotesca.

Carlos Arias dijo...

Gracias misterioso lector. Yo mantengo integra mi capacidad de asombro y me pregunto ¿Cómo puede hacer esas declaraciones un político y que no aparezca la Guardia Civil inmediatamente con un furgón para escoltarle a la prisión de seguridad mas cercana?

Como no recordaba la entrada me dí una vuelta por ese mes y me llamó la atención la siguiente frase del 12 de Septiembre de 2007.

La parte más triste de estos nuevos tiempo es que la economía de la Champions comparte las características básicas del AVE de León y de mi automovil de lujo. Si miras a algunos detalles superficiales y, en gran medida, accesorios puedes vivir en la autocomplacencia pero si profundizas ligeramente descubrirás la triste realidad.


Parece que por este blog los problemas ya se vislumbraban hace tiempo.