viernes, febrero 20, 2009

Universidad a la boloñesa II

Voy a hablar del último curso sobre Espacio de Educación Europeo al que asistí.

La peor parte fue la clase de Educación para la Ciudadanía a la que fui sometido en los primeros minutos. Me agarré fuerte al asiento para no intervenir y evitar usar, en una discusión absurda, el tiempo que necesitábamos para cuestiones técnicas. Me molestaba terriblemente que nuestro trabajo de dos días enteros tuviese que basarse innecesariamente en una falacia y que el científico brillante que impartía el curso aceptase aquel argumento sin rechistar y pretendiese que yo lo aceptase también. Es un argumento que está bien para El Mundo o un programa de cotilleo pero no para un ámbito universitario.

El argumento descarnado es el siguiente:

Estados Unidos nos lleva mucha ventaja en educación superior e investigación y le vamos a dar alcance mediante un cambio en las técnicas docentes a coste cero. El ejemplo previo de un alcance producto de una actuación gubernamental exitosa es el desarrollo del consorcio aeroespacial Airbus.

Yo creo que el argumento es falaz por las siguientes razones:
1. El proyecto de Airbus está acotado a un sector muy determinado y con la participación de un número limitado de actores tremendamente cualificados.
2. El proyecto Airbus no es a coste cero. De hecho, el éxito de airbus se basa en meter dinero sin límite en un proyecto muy claro. En otras palabras, cualquier país puede tener un campeón olímpico si se centra en una especialidad y gasta lo que haga falta pero pocos países pueden tener un conjunto de medallistas a un coste moderado.
En definitiva, el ejemplo de airbus es torticero porque es uno de los pocos casos en el que el estatismo y la burocracia pueden funcionar si se gasta lo suficiente quitándolo de otro sitio.

Por el contrario, el proyecto de reforma del sistema de educación superior en Europa es muy vago y no hay recursos para implantarlo. No es lo mismo poner a unos ingenieros a hacer aviones por mucho que innoven en cada uno de ellos que poner a miles de profesores y a millones de alumnos a lograr un objetivo poco claro a partir de una planificación gubernamental poco pensada.

El sistema americano es el resultado de varios decenios de competición descarnada entre los centros de educación e investigación. Al sistema se le dan empujones en uno u otro sentido pero él reacciona adecuadamente ante ellos. Es tremendamente robusto.
El resultado es un sistema de educación superior que abarca desde la Universidad de Harvard hasta, como ejemplo hipotético, el Community College de los indios navajos. Cada uno con un nivel distinto de excelencia y especialización pero con gran ilusión compartiendo principios comunes de responsabilidad y laboriosidad.
Eso no se logra cambiando las técnicas docentes.

Una vez analizada la falacia puedo hablar de lo innecesario de la falacia. Es innecesaria porque cambiar las técnicas docentes es una buena idea aunque no cambiase nada más. De hecho, el capital humano es esencial para el desarrollo económico pero estamos muy lejos de entender los procesos de enseñanza a todos los niveles.

Las ideas básicas que se proponen son:

1. Definir con claridad los objetivos antes de comenzar a enseñar una carrera o una asignatura. Se habla del confuso término de competencias. Son difíciles de definir y es fácil equivocarse al hacerlo pero no es una mala idea. Es una tarea imposible lograr un objetivo que no tienes definido.

2. Hacer una enseñanza más motivada y más participativa. Tratar de alejarse de un sistema memorístico, de acumulación de conocimiento y pasar más a un sistema de resolución de problemas.

Esto suena razonable y supongo que lo es. Algunas dificultades:
1. Esto es más fácil de decir que de hacer. Uno, como profesor, puede hacer un resumen del conocimiento acumulado en un tema en un trimestre pero es mucho más difícil hacer un conjunto de ejercicios y actividades que ayuden a comprender ese conocimiento. Es una actividad mucho más intensiva en mano de obra tremendamente cualificada. Por ejemplo, el libro de texto pasa a tener un papel totalmente auxiliar y previo al verdadero proceso de enseñanza.
2. La evaluación de los logros es mucho más difícil en ese segundo caso. De nuevo, es bastante intensiva en mano de obra cualificada.
3. La cualificación de la mano de obra es un problema. Por hablar de mi caso, yo soy partidario de esta forma de enseñar desde antes de terminar mi Licenciatura. Algunos detalles de esta tendencia han ido apareciendo en mis clases a lo largo de los años y seguirán apareciendo. Ha sido un largo camino y estoy muy lejos de alcanzar el nivel que, en teoría, se debería alcanzar el próximo mes de septiembre. Por otra parte, cuando asisto a los cursos de formación del profesorado siempre me encuentro con casi los mismos veinte compañeros (entre varios cientos). ¿Quién va a implementar este cambio?

Otro tema interesante es la clásica previsión española. A pocos meses de una reforma que cambia las bases mismas de la enseñanza universitaria todo está en la más absoluta calma.

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