Si yo fuese una persona sensata nunca escribiría esta entrada del blog. Haría como el resto de mis compañeros y me mantendría callado hasta que escampe. Es decir, una década. No obstante, soy una persona muy curiosa (la curiosidad mata al gato) y tengo que exponer lo que yo tengo en la cabeza para comprobar si hay alguna cosa que se me escapa o realmente esto es lo que hay.
No me gusta mucho el tema de la adivinación. Xavier Sala hizo hace unos años un interesante ejercicio de adivinación sobre el siglo XX desde el XIX con consecuencias intencionadamente desastrosas. En este ejercicio se ironizaba sobre la interminabble lista de predicciones equivocadas de grandes expertos e intelectuales. Un solo ejemplo basta. En las películas de ciencia ficción del siglo pasado los habitantes de las ciudades del 2009 circulaban en vehículos voladores, se vestían con trajes espaciales, comían y se curaban instantáneamente a base de píldoras pero ninguno llevaba teléfono móvil. Por otra parte, Las compañías de teléfono móvil se gastan millones de euros en una tecnología que permite la videoconferencia pero la gente ha desarrollado casi por su cuenta e independientemente el SMS.
Supongamos un escenario donde se resuelve el marasmo financiero internacional, el plan de choque de Obama funciona y se recupera Alemania. ¿Qué pasaría en España? Tendríamos varios millones de trabajadores de la construcción desempleados y con escasas posibilidades de hacer un trabajo alternativo. Sin embargo, esta es la visión estática y pesimista del problema. Hay una visión un poco más optimista que se basa en un análisis dinámico y marginal. Es decir, cada una de esas personas desempleadas es completamente diferente a la otra. Todas pensarán cuál es su alternativa más cercana, alguno caerá en la desesperanza pero otros descubrirán una cualidad que tienen por la que otras personas están dispuestas a pagar y la desarrollarán.
Un ejemplo, llevo tres meses esperando a que alguien venga a arreglar una persiana de manivela en mi casa, llevo años intentado que alguien ajuste el cierre de las puertas acristaladas del balcón para reducir ruido y entrada de frío. No es la primera vez que harto de tonterías termino dedicando uno o varios días a solucionar yo mismo un problema que un profesional podría solucionar en media hora. ¿No podría algún desempleado de la construcción echarme una mano? ¿No podría el amigo que instaló las puertas decidirse a arreglármelas ya que ahora no se pasa el día saltando de obra en obra poniendo puertas nuevas? Sé que éste y otros ejemplos provocarán críticas y hasta hilaridad pero así es como funciona realmente la economía cuando no hay una burbuja en marcha. Es decir, con pequeños cambios en el comportamiento de los individuos que agregadamente dan lugar a grandes transformaciones.
El gran problema de este proceso lento, doloroso pero al final efectivo que he descrito son las ocurrencias gubernamentales. Es decir, la de aquellos que confunden la necesidad o conveniencia de intervención gubernamental con la bondad intrínseca de cualquier intervención. Más temprano que tarde, alguna lumbrera va a proponer y supongo que logrará hacer planes de construcción de vivienda pagados por el gobierno. La idea que el gobierno gaste el dinero de los contribuyentes para poner a trabajar a la gente en lo que sea para que la economía siga funcionando puede tener tres niveles:
Nivel 1. Se les puede poner a producir un servicio que sea útil (Ley de dependencia) o mejor aún a construir un bien de capital público que pueda mejorar la productividad.
Nivel 2. Se les puede poner a producir un servicio no muy útil pero que no afecte a los precios relativos de los bienes. A mi me resulta difícil pensar en este tipo de servicios. De hecho, yo creo que para que no afectasen a otras actividades económicas se les debería, simplemente, dar un subsidio de desempleo.
Nivel 3. Se les puede poner a producir un bien dudosamente útil y que afecte de forma ineficiente a los precios relativos de los bienes.
La idea de fomentar la construcción se encontraría en el nivel 3. Como siempre, en el máximo nivel de estulticia. Tenemos muchos promotores con viviendas sin vender, muchos particulares con perdidas importantes en su patrimonio y el gobierno va y produce más de un bien que sobra a los precios actuales. En consecuencia, habrá más dificultades de venta y más problemas para los propietarios. Al tener Gobierno, Comunidades Autónomas, Diputaciones, Municipios y todo tipo de organismo no hay duda de que algún plan como el que describo se pondrá en marcha tarde o temprano.
La otra industria importante es el turismo. Si el cambio climático no lo impide, tenemos sol, variedad paisajística, piedras e instalaciones turísticas para entretener a una buena parte del mundo. Les podemos entretener desde unos pocos días al resto de su vida si están por encima de la séptima u octava década de su vida. Por otra parte, resulta que la explosión de la burbuja especulativa nos dejará con muchos edificios vacíos dispuestos a ser ocupados por visitantes. En definitiva, tendría gracia que nadie pensase en las posibilidades y necesidades de este sector por avergonzarnos de ser los camareros del mundo. Alternativamente, por tratar de reconvertir la economía hacia la investigación y el desarrollo.
Yo creo que ponerse a hablar de investigación a estas alturas es simplemente un sarcasmo. Un plan serio a treinta años vista tendría resultados inciertos. Un conjunto de ocurrencias internamente inconsistentes y que cambian estando el mismo partido en el gobierno y se derogan cuando entra el otro tendrá resultados mucho más seguros: el fracaso más estrepitoso. Por ejemplo, circula por ahí algún tipo de Decreto que dice que los méritos profesionales de un profesor universitario dependerán de la docencia, de la investigación y de la gestión. Por tanto, un profesor de cirugía de treinta y cinco años puede dedicar veinte años a la política universitaria y al final de ese periodo pedir que se le dé la máxima categoría académica en la formación de futuros cirujanos. Es sólo un ejemplo de la perversidad del sistema de ciencia y tecnología del que disponemos pero podría cerrar el blog y abrir uno dedicado únicamente a este tipo de ocurrencias y chascarrillos.
En resumen, hablemos en serio de turismo …
Supongamos un escenario donde se resuelve el marasmo financiero internacional, el plan de choque de Obama funciona y se recupera Alemania. ¿Qué pasaría en España? Tendríamos varios millones de trabajadores de la construcción desempleados y con escasas posibilidades de hacer un trabajo alternativo. Sin embargo, esta es la visión estática y pesimista del problema. Hay una visión un poco más optimista que se basa en un análisis dinámico y marginal. Es decir, cada una de esas personas desempleadas es completamente diferente a la otra. Todas pensarán cuál es su alternativa más cercana, alguno caerá en la desesperanza pero otros descubrirán una cualidad que tienen por la que otras personas están dispuestas a pagar y la desarrollarán.
Un ejemplo, llevo tres meses esperando a que alguien venga a arreglar una persiana de manivela en mi casa, llevo años intentado que alguien ajuste el cierre de las puertas acristaladas del balcón para reducir ruido y entrada de frío. No es la primera vez que harto de tonterías termino dedicando uno o varios días a solucionar yo mismo un problema que un profesional podría solucionar en media hora. ¿No podría algún desempleado de la construcción echarme una mano? ¿No podría el amigo que instaló las puertas decidirse a arreglármelas ya que ahora no se pasa el día saltando de obra en obra poniendo puertas nuevas? Sé que éste y otros ejemplos provocarán críticas y hasta hilaridad pero así es como funciona realmente la economía cuando no hay una burbuja en marcha. Es decir, con pequeños cambios en el comportamiento de los individuos que agregadamente dan lugar a grandes transformaciones.
El gran problema de este proceso lento, doloroso pero al final efectivo que he descrito son las ocurrencias gubernamentales. Es decir, la de aquellos que confunden la necesidad o conveniencia de intervención gubernamental con la bondad intrínseca de cualquier intervención. Más temprano que tarde, alguna lumbrera va a proponer y supongo que logrará hacer planes de construcción de vivienda pagados por el gobierno. La idea que el gobierno gaste el dinero de los contribuyentes para poner a trabajar a la gente en lo que sea para que la economía siga funcionando puede tener tres niveles:
Nivel 1. Se les puede poner a producir un servicio que sea útil (Ley de dependencia) o mejor aún a construir un bien de capital público que pueda mejorar la productividad.
Nivel 2. Se les puede poner a producir un servicio no muy útil pero que no afecte a los precios relativos de los bienes. A mi me resulta difícil pensar en este tipo de servicios. De hecho, yo creo que para que no afectasen a otras actividades económicas se les debería, simplemente, dar un subsidio de desempleo.
Nivel 3. Se les puede poner a producir un bien dudosamente útil y que afecte de forma ineficiente a los precios relativos de los bienes.
La idea de fomentar la construcción se encontraría en el nivel 3. Como siempre, en el máximo nivel de estulticia. Tenemos muchos promotores con viviendas sin vender, muchos particulares con perdidas importantes en su patrimonio y el gobierno va y produce más de un bien que sobra a los precios actuales. En consecuencia, habrá más dificultades de venta y más problemas para los propietarios. Al tener Gobierno, Comunidades Autónomas, Diputaciones, Municipios y todo tipo de organismo no hay duda de que algún plan como el que describo se pondrá en marcha tarde o temprano.
La otra industria importante es el turismo. Si el cambio climático no lo impide, tenemos sol, variedad paisajística, piedras e instalaciones turísticas para entretener a una buena parte del mundo. Les podemos entretener desde unos pocos días al resto de su vida si están por encima de la séptima u octava década de su vida. Por otra parte, resulta que la explosión de la burbuja especulativa nos dejará con muchos edificios vacíos dispuestos a ser ocupados por visitantes. En definitiva, tendría gracia que nadie pensase en las posibilidades y necesidades de este sector por avergonzarnos de ser los camareros del mundo. Alternativamente, por tratar de reconvertir la economía hacia la investigación y el desarrollo.
Yo creo que ponerse a hablar de investigación a estas alturas es simplemente un sarcasmo. Un plan serio a treinta años vista tendría resultados inciertos. Un conjunto de ocurrencias internamente inconsistentes y que cambian estando el mismo partido en el gobierno y se derogan cuando entra el otro tendrá resultados mucho más seguros: el fracaso más estrepitoso. Por ejemplo, circula por ahí algún tipo de Decreto que dice que los méritos profesionales de un profesor universitario dependerán de la docencia, de la investigación y de la gestión. Por tanto, un profesor de cirugía de treinta y cinco años puede dedicar veinte años a la política universitaria y al final de ese periodo pedir que se le dé la máxima categoría académica en la formación de futuros cirujanos. Es sólo un ejemplo de la perversidad del sistema de ciencia y tecnología del que disponemos pero podría cerrar el blog y abrir uno dedicado únicamente a este tipo de ocurrencias y chascarrillos.
En resumen, hablemos en serio de turismo …
12 comentarios:
Carlos, me gusta ese planteamiento. Opino que no hace falta inventar el agua caliente e ingeniar complejos sistemas que nos saquen del “marrón” . Siempre he pensado, que se deben potenciar las habilidades intrínsecas de cada uno, de cada zona, de cada país. En turismo y alimentación somos privilegiados , en lo primero por la Intensidad de la oferta y el clima, en lo 2º por esta maravillosa tierra que nos proporciona productos excelentes. Realizar un análisis por segmentos y geográfico de manera integral de nuestra oferta turística, puntos fuertes, debilidades (infraestructuras obsoletas, escasa cualificación del personal de turismo de masas). Yo pondría al aparato a trabajar en el tema. Un objetivo básico sería un estudio minucioso de mercados internos y externos, pero desde un enfoque más global y adecuación de la oferta a la demanda. Guías de orientación para Pymes en busca de la excelencia, escrupuloso respeto a los valores mediambientales (turismo rural) y hasta recuperación de zonas perdidas (por la construcción e industria). En fin, ese apoyo al liderazgo de la industria turística ayudaría a cambiar el eje del desarrollo y sus inercias actuales. Yo crearía una cartera ministerial a esos fines y muchos más.
Alfonso
Reproduzco lo dicho por el ineludible Arcadi Espada hace breves fechas en el mundo, y después hablamos:
14 de enero
Alicatada España de mi alma
El fraude del llamado David Cerny, que fingió encargar a 27 artistas una obra que representara los tópicos de sus respectivos países: todas las obras habían sido ideadas y proyectadas por él. Muestra a Suecia convertido en una tienda de Ikea (que vende ametralladoras) o a la península italiana en un campo de fútbol (con cuyas pelotas se masturban incansablemente los tifossi). Creo que la visión más demoledora del panel corresponde al supuesta artista español, Ricardo Romero, al que esta tarde buscaba en internet, hallándolo, porque Cerny ha pensado en todo y sobre todo en los periodistas. Todas las obras le retuercen el cuello al tópico, pero el supuesto Romero lo ha destruido. Podría haber hecho cien chirigotas implacables con el sol, el toro, el vino, o incluso con las lenguas propias: por el contrario desechó cualquier versión de la fábula y muestra una España engullida por el cemento. Alicatada. ¡Qué idea estupenda y veraz! En el inconsciente de millones de extranjeros (y no hablemos ya de si estos extranjeros son americanos) permanece aún el vergel salpicado de ninfas morenas por donde discurren ríos amarillos de sol y manzanilla Mil Pesetas. Cuando alguno se atreve a corroborarlo y a hacer el viaje, la cruda verdad asoma: España es un país asfixiado, donde pueden contemplarse algunos de los paisajes más hórridos de Europa, entre ellos muchas ciudades. Ésa es una verdad tan irrevocable como el sun/sea/sex español, y es mérito del artista haberla elegido para su peculiar cartel turístico. Es, además una verdad dificilísima de manejar, porque el cemento explica la prosperidad. La prosperidad del pasado, pero también la del presente y futuro.
Hay que aplaudir la obra también por su innoble realismo. Mientras algunos políticos, inluso sentados en las sillas de gobierno, se permiten proponer como solución a la crisis el cambio de la base productiva (algo así como cambiarse de camisa), el artista indica, visionario, pero no delirante, el camino a seguir. Es decir, cómo gestionamos la prosperidad cementera. Una vez se agote la crisis general (las crisis también mueren de agotamiento) España seguirá encarándose a un problema estrictamente singular. El problema es lo que hacemos con Torrevieja. La solución no consiste en convertirnos en un país de astronautas, tarea complicada incluso para el simpar presidente Zapatero. Pero sí podemos ser el país con los mejores camareros del mundo. Y que nadie desprecie el tamaño del reto: por de pronto tenemos los peores, y ése el más grave problema español del momento.
Felson:
Tengo que reconocer que va por otro lado pero termina en un punto muy cercano al de mi entrada.
¿Seguimos hablando ahora?
Una cosa sobre tu admirado Espasa. Yo creo haber léido a este periodista en casa de mis padres ellos no compran el mundo. Por la semana LNE y el domingo El País.
C.
No caeré en tus provocaciones. Sabes perfectamente que has usado el título de un libro infumable de Punset. Como divulgador científico es malo con avaricia pero como economista es simplemente surrealista. Para los más jóvenes les recuerdo que fue ministro. El libro se titula por supuesto "La salida de la crisis" y está compuesto de más de doscientas páginas incomprensibles (todas y cada una de ellas). Yo lo leí tras haber cursado introducción a la economía y nada, tras haber cursado macroeconomía intermedia y nada, tras haber cursado macroeconomía avanzada y nada. En el doctorado lo intenté tres veces tras cada curso más esotérico de macro y nada. Hace unos meses lo volví a intentar a ver si 20 años de experiencia profesional me habían ayudado y nada.
Voy a concederte que tu entrada es más clara que su libro pero demasiado optimista.
Escribía en El País, y desde hace más o menos un año, lo hace en El Mundo; "La prensa socialdemócrata", como él la refiere, purga talento a velocidad de vértigo. Todavía resiste F. Savater, pero como él dice: "que se marchen ellos; este es mi periódico". También era el de Arcadi.
Su fogosidad periodística-crítica la desata ahora bajo contrato en elmundopordentro: http://blogs.elmundo.es/elmundo/blogs/elmundopordentro/index.html
En la colección de artículos que guarda en esta página hay material para hacerse una idea de su municíón.
Se reafirma a cada palabra en la existencia de la verdad --algo, no me negarás, auténticamente revolucionario hoy día en la relativista España-- y buscándola se a topado, entre otros, a mentecatos nacionalistas y miopes progres... vamos, casi nada.
He encontrado leyendote un método riguroso en el análisis de hechos que se asemeja mucho al suyo y que debe acercarse bastante al científico. Por eso no me ha sorprendido mucho que desde distintos ámbitos hayais llegado a la misma conclusión. Ha sido una alegría, y no trataba de llamarte "copión" (como otros por aquí, veo"); todo lo contrario.
Arcadi lamenta siempre la escasa vocación científica de la sociedad española y para contribuir a paliar ésta ha creado junto a otra buena gente esta página que seguro es de tu interés: http://www.terceracultura.net/tc/.
"No caeré en tus provocaciones", dice el acusica. Y ya cayó. Cómo está el servicio... digo; la docencia doctorada.
Felson, la página que nos has recomendado me gusta mucho, aunque me queda mucho por leer creo que acudieré con asiduidad.
Gracias por tus comentarios, me gusta esa crítica y lenguaje...
Formulas exitosas en el pasado no garantizan éxitos en presente. Y hacer de nuevo a la economía española unidireccional en su avance es repetir errores de pasado reciente y consecuencias presentes.
No hemos solucionado el problema de basar durante años nuestra economía en un único sector de actividad, y como propuesta a dicho problema surge el apostar por el turismo, el tópico económico español.
El sector turístico español arrastra una situación de decadencia anterior a la crisis de la construcción, como se puede observar en los datos de contabilidad nacional.
De acuerdo que gracias al sector turístico y las remesas de nuestros emigrantes, España avanzo extraordinariamente, pero formulas de éxito pasado no garantizan el éxito presente.
Por qué, qué turistas nos visitarán, que turistas no tienen crisis. El turismo de lujo, España nunca ha traído turismo de lujo, sino que se ha basado en un turismo de masas, que en los últimos años ha desembocado en un turismo de delincuentes, que buscan en España desahogarse con alcohol barato y fiesta sin horario. El perfil de turista que demanda nuestro servicio, a parte del indeseable turismo de borrachera, está en crisis. El inglés en crisis y con la libra devaluada, el alemán en recesión, el italiano, francés,… El norteamericano con un dólar debilitado frente al euro, y una economía, que no nos es ajena su situación.
La fórmula del turismo español es obsoleta, y superada por países de nuestro entorno, que han repetido nuestro éxito, con nuestra misma fórmula, magnifico clima a precios de saldo y sin masificación. (Costa del Sol, pongamos, años sesenta)
Apostemos por una vez en ser pioneros, en dar ejemplo, y no seguirlo. Que el sector público responda a su obligación, garantizar lo que el sector privado no garantice, llegar a donde el no llega, y cubrir los mercados que a él no le interesa cubrir por respeto a sus intereses.
Y no seré demagogo, insinuando y no diciendo, valga como ejemplo, que el sector público cubra las lagunas del privado, como son las energías renovables, como es el sector automovilístico sin petróleo, la economía verde,…
A mí escaso entender, en economía, las formulas empleadas en el pasado no son de recibo en el futuro, pues la economía no abandona una formula de éxito hasta agotarla.
Al menos espero que esta crisis, si va ha ser o es tan importante como lo parece, nos haga pensar, no solo en cómo salir de ella, sino en que nos hizo caer en ella, para no volver a ella, pues no son pocas las voces que inciden en que los síntomas y antecedentes son idénticos a la del `29.
Quizás el crecimiento continuo de la economía sea el problema, y debamos encaminarnos a economías estacionarias.
Yo no he dicho que estaba entusiasmado con una economía basada en gran medida en el turismo. Simplemente, estaba haciendo un ejercicio de realismo del siguiente tipo: teníamos dos patas frágiles y se nos ha roto una. Yo no elegí esas dos patas. Han estado aquí durante mucho tiempo y nadie ha hecho nada.
Por el contrario tus propuestas parecen todo lo contrario:
1. Esperar que un gobierno lidere una industria innovadora.
2. Seguir en recesión hasta que la economía sin petróleo nos saque de este lío. Eso lleva algo más de los tres años que quedan para las elecciones.
3. Buscar la economía sin petróleo con el desatrosos sistema público de investigación con que nos dotamos ley tras ley.
Finalmente, no sé a que te refieres con una "economía estacionaria". Podrías empezar por definirla y depues pensar en esta pregunta: ¿Qué efecto tiene un desastre natural en una economía estacionaria?
Que poca imaginación profe. Ejemplos de economía estacionaria:
- El profesor que lee el mismo libro muy deprisa a sus alumnos para que copien muy rápido año tras año (conocimiento y metodología estacionaria).
- El administrativo de la facultad que se pasa la mañana rascándose la barriga (trabajo estacionario).
Hay muchos ejemplos, casi todos en el sector público.
Otra cosa distinta es pensar que estos ejemplares resuelvan la crisis. Los que piensan que el sector público resuelve algo deben ir poco por las oficinas y dependencias de las distintas administraciones.
“Finalmente, no sé a que te refieres con una "economía estacionaria". Podrías empezar por definirla y después pensar en esta pregunta: ¿Qué efecto tiene un desastre natural en una economía estacionaria?”
Los efectos, supongo que abran una etapa de expansión, hasta retomar el equilibrio seleccionado como idóneo teniendo en cuenta los recursos disponibles.
Pero mejor que los efectos de un desastre natural en una economía estacionaria, conocemos los efectos de una economía en continuo crecimiento, los estamos viviendo.
En cuanto a que el SP es incapaz de liderar la salida de una crisis, solo recomendar un vistazo a la historia económica, hablemos de Keynes, del New Deal,… Que la experiencia española sea lastimosa en este campo no significa la inutilidad de por vida de dicha experiencia.
Veo que tienes problemas para definir la economía estacionaria. No estás solo. Lo que tu mencionas parece la televisión en vez de una economía. La enciendes si hay un desastre natural y la apagas si te cansas de que haya crecimiento. ¿No se perdió ningún recurso en el desastre natural? ¿Sólo se pierden cuando se consumen?
Obviamente, no comparto la visión malthusiana que defiendes. Suelen basarse en definiciones poco claras de recursos y crecimiento. Este tema se explica en la clase de Crecimiento Económico que empieza en diez días.
Todos hemos leído algo sobre el New Deal. ¿Qué medidas aplicarías aquí y ahora? ¿Quién las llevaría a cabo?
Esta mañana he visto al fracasado candidato a la presidencia americana hacer una pregunta interesante en el senado. El plan de Obama propone dedicar tropocientos millones de dólares para actividades artísticas. ¿Cómo va a ayudar eso al parado medio americano?
He visto esta noticia en El país:
http://www.elpais.com/articulo/espana/Espana/pierde/puesto/cae/sexto/lugar/paises/atractivos/turismo/elpepuesp/20090304elpepunac_5/Tes
y me he acordado de esta entrada.
Un saludo Carlos.
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