miércoles, marzo 18, 2009

Bares sin humo

En mi experiencia, la ley que prohíbe fumar en los puestos de trabajo ha sido un éxito. La Facultad se ha convertido en un sitio un poco más civilizado. La visión de cientos de estudiantes y profesores fumando en un Hall de varios cientos de metros cuadrados era dantesca. Desde el corredor por el que se accede a mi despacho podía verse la columna de humo ascendente. Sin embargo, la ley no parece haber tenido ningún efecto en la hostelería. Los dueños de los locales grandes no la aplican y los de los pequeños la aplican permitiendo fumar.

La teoría económica diría que los dueños de los bares hacen aquello que les hace ganar más dinero. Es decir, permitir fumar. El único aspecto extraño es que potencialmente hay algunas personas que estarían dispuestas a ir a un lugar en que no se fume. Yo mismo, padres con niños pequeños, personas de cierta edad, etc. ¿No podría haber un lugar para ellos?

Desde hace tiempo llevo a mi hijo a clases de música cerca de la antigua Escuela de Comercio. Si el tiempo está bueno aprovecho para caminar por el centro y hacer algún recado. Si el tiempo no es tan bueno me tomo un café y aprovecho para leer algo.
Cerca del Cine Van Gogh (C/ San Claudio) hay un salón de té con obrador en que no se permite fumar. Está siempre entre casi lleno y completamente lleno. Una explicación es que es un local de treinta metros cuadrados con una barra de tres metros, dos mesas altas para dos personas y cuatro mesas bajas para dos o tres personas cada una. Por otra parte, el café normal está bueno, tienen variedades adicionales de café y té, siempre se puede acompañar con algo del obrador y regalan un churro o una rosquilla recién hechos. La otra explicación es que a la gente le gusta la idea de que no se fume en el local.
Justo enfrente hay un bar de casi cien metros cuadrados. En las últimas semanas se podía ver a uno o dos clientes fumando en la barra y al camarero mirando la televisión. Hace unos días ha cerrado. El camarero podía ver desde la barra el salón de té. ¿Se habrá preguntado alguna vez por la diferencia en el número de clientes? Un paseo por el mismo barrio te hará ver media docena de bares con su correspondiente camarero y cliente fumando. A cien metros de distancia está el Café Belle Epoque. De nuevo, buen café, algunas variedades exóticas pero sobre todo mucho mucho humo. Suele estar vacío.
Mi impresión es que ante tantos locales llenos de humo un local sin humo marca claramente una diferencia. Obviamente, los dueños de los bares no piensan lo mismo.

Para finalizar una corta lista de bares sin humo.

Casa Blas tiene las mejores patatas fritas del norte de España como tapa gratuita y no permite fumar. Sigue estando tan lleno como siempre.

La Bicha en el barrio húmedo. Si el carácter del dueño es un problema se puede probar con La Cantina de Luz (¿C/ Caño de Santa Ana?).

Para Café siempre están los lugares con degustación de bollería y pastelería. Destaca el salón de té mencionado y la cadena de pastelerías de Fuensanta.

El restaurante vegetariano L’Unión en Flores de Lemus cerca del pabellón de gobierno de la Universidad no permite fumar.

6 comentarios:

Javier García dijo...

Yo pagaría más dinero por poder irme a tomar un café con mi mujer (embarazada) y mi hija (de 3 años) a un lugar sin humo, y ya por pedir, sin ruido. En Asturias es horrible, a mí me cuesta mucho encontrarlos. Cuando encuentro uno, me tienen de cliente fidelizado. ¿No hay demanda de locales sin humo? Y si la hay, ¿cómo es que no la capturan algunos locales? Me cuesta verlo. Gracias por sacar este tema tan interesante, Carlos.

Carlos Arias dijo...

En mi último pedido a Amazon (pido perdón a Hector, mi librero habitual) compré un libro de dos economistas completamente chiflados: Barry Nalebuff y Ian Ayres. Barry, además de profesor de la escuela de negocios de Yale, es socio de una empresa que embotella té frio ligeramente azucarado. Es decir, como Nestea con poco azucar. El libro se titula Why not? y contestar al Why not es más complicado de lo que parece. Beber té que esté muy bueno y que no esté lleno de azucar es una opción que parece plausible pero que nadie había investigado.
El why not es una buena pregunta para los bares sin humo y el que sepa responderla puede ganar algo de dinero.

Carlos Arias dijo...

Un caso curioso es la Cafetería Oxford en la Calle San Francisco de Oviedo. Es la calle del eficicio histórico de la universidad y está cerca de la Plaza de la Escandalera. En realidad, está enfrente de la salida de personal de las oficinas centrales de Cajastur. No dejan fumar desde que se aprobó la ley y tienen su nicho de mercado. Las hay mucho más guapas por los alrededores pero esta siempre está casi o completamente llena.
Otro caso interesante es Chocolates Valor. En Oviedo es estrictamente de no fumadores y en León se puede fumar. Ves a padres con hijos pequeños soplándoles el humo en el pelo cunado les tienen en el regazo.

Anónimo dijo...

Una vez más estimado Carlos, has acertado, tb soy padre y me gusta a veces tomar algo con los nenes y aparece la barrera ambiental que tan adecuadamente señaláis. Además, es injusto que los camareros/as tengan que tragarse el humo de sus clientes, aunque alguno se echa un cigarrito con discrección (si me trago lo de los demás...) Es una clara oportunidad y parece imperceptible por anclaje en la inercia, falta de "valoración" de la escasez de oferta, miedo a perder a los "habituales".. Podría decirse, opino, en algunos casos, de posición contestataria a una norma legal, sin explorar oportunidades, postura poco empresarial. Yo me declaro fumador selectivo (los niños no me dejan fumar en su presencia y siempre al aire libre, cuando he cometido el fallo) y me duele entrar en establecimientos y ver a los papas/mamas echar el humo sin pudor cerca de las criaturas. (Eso de la escasa oferta de locales / no humo tb lo había pensado hace tiempo).
Se me viene a la mente como normas legales que restringen en su día servicios, industrias, son oportunidades de crear nuevos productos, orientados a la eficiencia o de protección de valores medioambientales.
Alfonso

Anónimo dijo...

este artículo podría incluírse en una especie de guía de viajes: "El león de los no fumadores; que somos muchos".

Todos los sitios comentados son una gozada. Una recomendación personal: En la tetería/cafetería en frente del cine tienen un té de frutas del bosque que es el mejor que he probado...

Anónimo dijo...

Has sacado quizás uno de los casos mas irónicos y de estudio del barrio húmedo de León. El hombre de la bicha, un cascarrabias, que pone el grito en el cielo a poco que hagas pero que está siempre, siempre, siempre lleno. De hecho por las noches este gruñón echa a patadas a la gente (yo entre ellos) para que no le molesten mas y dejar de hacer bocadillos de chorizo y morcilla. No da a basto.