Hay dos aspectos de mi personalidad que pueden no ser evidentes:
1. Que tengo mucho más caracter, mal genio y soy muchísimo más duro de lo que a simple vista parece. Por suerte para todos, suelo enfrentarme a problemas abstractos y no a personas.
2. Que soy lo que los árabes llaman un hombre con baraka (buena suerte).
La primera implica que cuando estoy interesado en algo me puedo enfadar mucho. La segunda implica que siempre llega un golpe de suerte que me devuelve el buen humor en cuestión de minutos. Mi amigo Epi tiene una visión mucho más racional del segundo punto: entrenar mucho da buena suerte.
El caso es que estaba muy enfadado con LNE y esta mañana la suerte me ha sonreído. Se les ha ocurrido la más que brillante idea de entrevistar a Bob Solow y, como siempre, Bob no defrauda. Es una suerte (más baraka) que LNE publique esta entrevista a una semana del comienzo de mi clase de Crecimiento Económico. La espina dorsal de esta clase es, por supuesto, el modelo de Solow. Sólo siento no haberme enterado a tiempo de la presencia de Solow en La Coruña. Me hubiese acercado a saludarle.
Robert M. Solow, el economista que asesoró a Kennedy
El artículo empieza con su correspondiente ración de papanatismo. Una persona que haya estudiado los rudimentos del crecimiento económico sabe que Solow no será recordado por haber asesorado a un presidente americano por muy guapo que fuese. No obstante, hay un detalle muy importante, Solow fue asesor de Kennedy pero a Galbraith lo mandó de embajador a la India. ¿No es un puesto extraño para el economista del siglo según El País Semanal?
Nació en Brooklyn (Nueva York) en 1924, poco antes del estallido de la Gran Depresión. En la actualidad vive en Boston junto a su mujer, con la que lleva más de 60 años casado. Investigador incansable y con un gran sentido del humor, ha escrito una quincena de libros y centenares de artículos. En 1942 abandonó la Universidad y se alistó en el Ejército. Sirvió en el norte de África e Italia durante la II Guerra Mundial. Tras la contienda, volvió a Harvard. Fue asesor de Kennedy y en 1987 recibió el Premio Nobel de Economía por su contribución a la teoría del crecimiento económico, donde la innovación resulta clave.
Estimados alumnos de Crecimiento Económico:
Espero que los exámenes hayan salido bien. Yo ya estoy pensando en el próximo lunes. El inicio del curso de Crecimiento Económico es uno de los puntos álgidos del año académico.
Cuando hayáis entendido el punto subrayado sabréis más sobre crecimiento economico que la práctica totalidad de Ministros de Economía que haya habido y habrá en el Reino de España y la práctica totalidad de los Consejeros de las Autonomías.
El caso es que este resultado se puede explicar en pocas palabras. Escribe un modelo sin innovación y no habrá manera humana de que haya crecimiento estable. Puede haber mucho crecimiento en un momento dado pero tiene una tendencia natural a agotarse.
El razonamiento es bastante sencillo. Imaginate que estás comprando ordenadores para una empresa. El primer ordenador te cambia la vida. Imaginate escribir a máquina o no poder hacer una comprobación en EXCEL antes de asegurar que algo funciona. Sin embargo, cuando lleves comprado mil ordenadores el cambio apenas se nota. Si todavía no estáis convencidos pensad en una avería del ordenador cuando sólo tienes uno y en una avería de un ordenador cuando tengas mil. El primer ordenador es mucho más importante que el número mil. Técnicamente esto se conoce como la productividad marginal positiva pero decreciente del capital.
Sin embargo, todos los ordenadores del primero al último tienen una vida útil limitada. Es decir, hay que reponerlos. El primero da una producción suficiente para reponerlo e incluso para comprar otro (hay espacio para el crecimiento). El último es dudoso que dé una producción que permita reponerlo y mucho menos comprar otro. Ahí se ha acabado el proceso de crecimiento.
Este razonamiento no contiene innovación. Si descubres una manera de usar los ordenadores de manera que el ordenador mil dé un gran resultado el proceso de crecimiento no se agota.
ROBERT SOLOW Premio Nobel de Economía en 1987
La Coruña,
Manolo RODRÍGUEZ
Sentado en un cómodo sofá, Robert Solow desmenuza a dentelladas la actual crisis. El premio Nobel de Economía de 1987 habla despacio, pero seguro. Esta semana visitó La Coruña para ofrecer una conferencia y concedió una entrevista exclusiva al grupo Editorial Prensa Ibérica, al que pertenece LA NUEVA ESPAÑA. A través de su mirada azul, casi transparente; de sus manos, que las usa de forma contenida para recalcar sus argumentos, y de su voz, grave pero amable, dibuja un panorama bastante desolador. Pese a ello, quien le escucha no se marcha con la idea de que el futuro es negro. Habla de la actual crisis como algo pasajero, como algo que tenía que haber sucedido y que en poco tiempo llegará a su fin.
-Por el principio: ¿qué le llevó a convertirse en economista?
-(Duda unos instantes). Estoy intentado pensar qué fue. Fui a la Universidad en 1940, cuando tenía 16 años, y pensé que iba a estudiar Biología; pero me llevó sólo unos meses comprobar que no era bueno en Biología. En su lugar decidí estudiar Ciencias Sociales y lo hice hasta 1942. Tenía 18 años y decidí unirme al Ejército. Dejé la Universidad y me presenté voluntario para ir. Tres años después me licencié en el Ejército y tenía que decidir qué hacer. Entonces le dije a mi novia, que ahora es mi mujer: "Tú has estudiado Económicas (*)". Y me dijo: "Sí". "¿Fue interesante?". Y me contestó: "Sí". Pues dije: "Muy bien. Vamos con la economía". Ésa es la historia verdadera.
(*) Otra salida de pata de banco. La entrevista fue en inglés y Solow pudo decir Economics o Business. Ninguna de las dos se puede traducir por Económicas. Yo creo que Económicas es un invento español (o francés) para dar cobertura al embutido de todo tipo de asignaturas en una Licenciatura en Economía o en Dirección de Empresas.
-¿Su mejor momento profesional llegó cuando le concedieron el Nobel?
-No creo. Mi mejor época profesional fue en los años cincuenta, cuando estaba haciendo el trabajo que luego me dio el premio Nobel. De hecho, durante 1955, 1956 y 1957 tenía ideas muy buenas y estaba haciendo un trabajo muy bueno. Y treinta años después me dieron el premio. Pero realmente disfruté mucho más realizando el trabajo.
-Nunca antes los economistas habían estado tanto en el foco de atención como ahora, ¿le gusta?
-Cuando las épocas no van bien, los economistas no están de moda, y viceversa. No tiene que ver con los economistas, sino con cómo va la economía. Cuando hay una epidemia, los doctores están de moda. Si todo el mundo está sano, nadie les presta atención.
-Usted, aunque era muy joven, vivió el crack del 29. ¿Se parece en algo a la actual crisis?
-No. Creo que es muy importante que todo el mundo se dé cuenta de que, pese a que la actual es una recesión muy seria y profunda, está muy alejada de la de los años treinta. Debemos recordar que en aquel momento la tasa de desempleo en EE UU era del 30%. Uno de cada tres trabajadores estaba desempleado. Algo parecido pasaba en Europa. Había mucha más incertidumbre. Nadie tenía ni idea de lo que había que hacer. Nadie estaba seguro. Hoy en día no es así, aunque la situación es grave.
-Es complicado resumirlo; pero, según usted, ¿por qué se ha llegado a esta situación?
-Hay dos cosas que habría que explicar. Una sería el hecho de que en EE UU, en España y en otros países de Europa hubo un auge inmobiliario. Había más casas construidas de las que la población podía permitirse comprar. En EE UU estas casas se vendieron a gente que no podía permitírselas. Se las vendieron de una forma deshonesta porque no podían pagarlas, y algo parecido ha pasado en España. Con el tiempo, si construimos demasiadas casas, llega un momento en el que no es rentable construir más y entonces el sector de la construcción sufre. Hoy, en EE UU, estamos construyendo un tercio menos que en un año normal. La caída de la construcción es suficiente para crear una recesión pequeña, pero luego vendría la segunda parte.
-¿Y es?
-Durante la misma época, en parte en conexión con el auge inmobiliario, y en parte de manera independiente, el sector de servicios financieros (bancos, banca de inversión, aseguradoras?) estaba creando y comprando una gran cantidad de activos de riesgo y tomando grandes cantidades de dinero para financiar las compras de este riesgo.
-Póngame un ejemplo.
-Es como si yo tengo deudas y pido prestado una gran cantidad de dinero para apostar en las carreras. Si el caballo vence, yo gano mucho dinero, más de lo que tenía al principio. Pero si pierdo, todavía tengo que pagar las deudas. Entonces, el sector financiero se construyó a partir del auge inmobiliario y de otros activos de riesgo. Cuando esto se viene abajo, algo que se inició después del final del auge inmobiliario, la recesión es mucho peor de lo que hubiera sido si no se hubiera producido esta acumulación de activos de riesgo. Ahora tenemos una profunda recesión, una recesión mucho más grave de la que podría haberse producido con una construcción sobrevalorada, porque con la crisis financiera la gente de todo el mundo ha perdido riqueza. Había riqueza que creían que la tenían, pero ahora no la tienen.
-Y eso se traslada a la economía real.
-La única respuesta es gastar menos y los negocios no consiguen ventas. No tienen beneficios, tienen que despedir y esto empeora los negocios.
-Y también están los bancos.
-Aparte de ello, los bancos están pasando dificultades, no prestan dinero porque tienen miedo y muchos negocios no pueden obtener el crédito que necesitan. Así lo que podría haber sido una recesión se convierte en una recesión muy mala. Pero ya le dije que iba a ser complicado explicarlo. Es una respuesta muy larga para una pregunta corta.
-En estos momentos, los bancos no dan créditos. ¿Qué ha pasado? ¿El dinero ha desparecido?
-Hay una restricción en el crédito, pero esto no se debe sólo a los bancos. No es que un banco esté ahí sentado y rechace prestar el dinero. El banquero tiene dos problemas. El primero es que no está seguro del valor de los activos que posee, lo que provoca que no sepa qué hacer. No está seguro. El segundo es que estamos en una recesión y no hay muchos prestamistas que tengan buenas perspectivas para obtener beneficios. No sólo es decirles a los bancos: «Venga, dejad el dinero». El banquero no tiene la capacidad de prestar a causa de estos valores desconocidos y tampoco puede encontrar esos prestamistas que le puedan ayudar.
-¿Cuál debería ser la respuesta al hundimiento de Wall Street?
-Ya hemos hecho bastante para proporcionar capital a los bancos y puede que haya que capitalizar más. También hay que estudiar la creación de un banco malo para asumir los activos que ahora los bancos poseen y que no pueden valorar. Éstas son actuaciones que hay que hacer inmediatamente. Ahora todos tenemos que encontrar maneras de regular el sistema financiero. No podemos impedir que suceda de nuevo pero podemos intentar conseguir que no dañe y contagie a la economía.
-¿Fracasó el liberalismo?
-No. El liberalismo no ha fracasado, pero el liberalismo puro en el sector financiero siempre ha sido un fracaso. Hemos regulado algunos servicios financieros, pero nos hemos quedado atrás. Una de las personas que estaba equivocada era Greenspan (fue presidente de la Reserva Federal desde 1987 hasta 2006) y parte de su problema fue que pensó que el sistema financiero sería estable por sí mismo y que no necesitaría regulación.
-¿Se siente estafado por la falta de control del sistema?
-Sí. Me sentí decepcionado. En parte ha sido por mi culpa y creo que no me di cuenta de lo importante que había llegado a ser el sistema bancario en la sombra, las instituciones financieras que no son bancos y que no están reguladas, y también empresas de valores privadas. No me di cuenta de lo importante que habían llegado a ser y de lo arriesgadas que habían llegado a convertirse. Y si algunos más de nosotros hubiésemos comprendido esto, podríamos haber conseguido alguna regulación mucho antes.
-¿Es Estados Unidos un líder político y económico lo suficientemente fuerte en este momento?
-Los Estados Unidos seguirán siendo una economía fuerte, de alta productividad e innovadora. Y en ese sentido serán un ejemplo para otros. Pero la idea de que cualquier cosa que se haga en Estados Unidos debe ser mejor de la que se hace en Europa, Japón o China siempre ha sido ridícula, y hoy es obviamente ridícula. Y esto es algo que Obama entiende de una manera que el señor Bush nunca ha comprendido.
-En España hay un debate sobre si los ciudadanos deben consumir o ahorrar. ¿Qué opina?
-En estos momentos, entre consumir o ahorrar, para la economía lo mejor es consumir, pero a largo plazo es mejor el ahorro. Ahora es mejor el consumo, pero cuando se recuperen las economías sería el momento de cambiar al ahorro.
-¿Que debería hacer el Gobierno para salir de la crisis?
-Hay dos cosas, al menos, que el Gobierno español podría hacer. Y deben recordar que soy extranjero, vengo de fuera y no soy alguien que conozca bien la economía española. El Gobierno debería asumir proyectos que creen trabajo. Estos trabajos serían en el sector de las infraestructuras, pero otros trabajos deberían estar fuera de la industria de la construcción. La segunda cosa que me gustaría ver que hace el Gobierno español es que organiza dentro de la Unión Europea una respuesta coordinada y que intenta insistir en que todos los países estén de acuerdo para proporcionar un estímulo similar, porque si uno, dos o tres países lo intentan en solitario, muchos de los beneficios se van a diluir. Sería bueno que España reforzase y apoyase una respuesta coordinada de todos los países europeos.
-Un español tiene unos ahorros, ¿los invierte o los pone debajo del colchón?
-Yo no los pondría debajo del colchón, pero buscaría en estos momentos un activo muy seguro. Creo que para los ciudadanos, lo seguro en estos momentos son los depósitos en un banco bien financiado. Los valores del Gobierno son también muy seguros. Creo que ahora en lo que la gente debe invertir es en lo opuesto al riesgo, invertir en seguridad.
-Todo el mundo quiere conocer cuándo va a acabar la crisis. Usted no tiene una bola mágica para saberlo, pero ¿qué le dice su instinto?
-Ésa es la pregunta del millón de dólares y se la podría hacer yo a usted en lugar de que usted me la haga a mí, pero creo que una persona razonablemente optimista, no totalmente optimista, puede pensar que hacia finales de este año las grandes economías de Europa y también de Estados Unidos podrían volver a subir de nuevo. Ésta es una visión razonablemente optimista. La otra es que las cosas no van a mejorar, que podrían empeorar, de hecho estamos en una tendencia descendente, y que podría durar hasta 2010, aunque no creo que sea lo más probable que suceda.
-Los ciudadanos también esperan de ustedes que les den esperanzas.
-La lección principal que tendría para los ciudadanos sería que cada uno debe cuidarse de sí mismo y de su familia. Estamos arreglando la recesión, pero esto es una responsabilidad de los gobiernos de cada país y los ciudadanos deberían insistir en que los gobiernos tomen medidas inteligentes.
Todo el mundo espera que Obama sea el salvador. ¿Usted también?
-Creo que es un error pensar en Obama como un mago, como alguien que sabe cosas que nadie más conoce y que sabe cómo mejorar la vida. Lo que sí es, es un hombre inteligente, que comprende el problema. La actual situación se la han contado economistas inteligentes, la mayoría de ellos alumnos míos. Él la comprende y va a intentar, en lo que pueda, hacer lo correcto, y creo que va a tener éxito, pero no va a hacer magia.
Al fín encuentro a una persona que piensa como yo. Estuve viendo la proclamación de Obama y tuve dos sentimientos encontrados.
1. El discurso hablaba de cosas con las que estoy básicamente de acuerdo y que estoy seguro de que el americano medio apoya. No estoy tan seguro sobre el español medio.
2. Cuando enfocaban a las caras de la gente tuve la sensación de que Obama se iba a poner a andar por las aguas del lago que hay en el Mall (en el que se remojaba las enaguas la amiga de Forrest Gump) y multiplicar los Big Mac y las Coca-Colas.
-Dígame qué tres medidas debe poner en marcha.
-Lo primero y lo más inmediato es esta ley de estímulo, que acaba de promulgar. Debe dedicar todos sus esfuerzos en estos momentos a que se aplique esta ley. Y especialmente es importante que se haga ahora. Cuanto más esperemos, el problema será más difícil.
-¿Y la segunda?
-Lo segundo es que cuando la economía empiece a recuperarse tendrá que preocuparse por el problema opuesto. El sistema bancario ha creado una cantidad enorme de liquidez, ha incrementado la provisión de dinero, que se necesitó en un momento en el que la economía estaba bajando. Cuando empiece a subir lentamente tendrá que deshacerse de esa liquidez.
-¿Y por último?
-Decidir cómo regular el sistema financiero. Sabemos que el sistema actual no nos protegió. No protegió a la economía y tendrá que respaldar y diseñar alguna regulación.