Por último, me atreví a hablar de estrategias concretas de desarrollo. Evité hablar de agricultura aunque podría haberlo hecho si tuviese dos horas de intervención en vez de cuarenta y cinco minutos.
La estrategia de desarrollo que les propuse está basada en el principio de escasez y está emparentada con la “ciudad de los consumidores”. Mi propuesta consiste en atraer gente usando los recursos únicos y escasos que suelen tener las zonas rurales. Por ejemplo, la tranquilidad, el aire puro, el paisaje, gente amable o una determinada forma de vivir.
Llegado a este punto adelanté la crítica que esperaba: el turismo rural es una opción económica pero tiene sus dificultades y sus límites. Yo realmente tengo en mente un continuo que está relacionado con pero va más allá del turismo rural.
El continuo empieza por una persona que para a tomar café quince minutos, sigue con el que se queda a comer, con el que pernocta, con el que se queda unos días, con el que se queda unas semanas, con el que decide venir regularmente, con el que establece su segunda residencia y termina con el que no tiene claro cuál es su primera y cuál su segunda residencia. Todos estos individuos llegan buscando los mismos recursos aunque tienen necesidades específicas.
El desarrollo de este continuo requiere ideas claras sobre:
1. El objetivo de desarrollo. Cómo anécdota conozco pueblos donde el alcalde habla de turismo rural, urbanizaciones sostenibles e Internet y los vecinos están instalando cebaderos de cerdos cuya presencia se puede notar a varios kilómetros de distancia. Ambas actividades suponen un uso de recursos escasos pero son difícilmente compatibles.
2, Los pasos que contribuirían a ese objetivo de desarrollo. ¿Qué tipo de ayuntamiento? ¿Qué impuestos? ¿Qué infraestructuras?
En la charla todavía hablé de alguna otra cosa pero aquí doy por concluida mi descripción.
Estas siete entradas pueden ser el inicio de un manual para economistas interesados en el desarrollo rural que llevaría por título “Principios económicos básicos y desarrollo rural”.
La estrategia de desarrollo que les propuse está basada en el principio de escasez y está emparentada con la “ciudad de los consumidores”. Mi propuesta consiste en atraer gente usando los recursos únicos y escasos que suelen tener las zonas rurales. Por ejemplo, la tranquilidad, el aire puro, el paisaje, gente amable o una determinada forma de vivir.
Llegado a este punto adelanté la crítica que esperaba: el turismo rural es una opción económica pero tiene sus dificultades y sus límites. Yo realmente tengo en mente un continuo que está relacionado con pero va más allá del turismo rural.
El continuo empieza por una persona que para a tomar café quince minutos, sigue con el que se queda a comer, con el que pernocta, con el que se queda unos días, con el que se queda unas semanas, con el que decide venir regularmente, con el que establece su segunda residencia y termina con el que no tiene claro cuál es su primera y cuál su segunda residencia. Todos estos individuos llegan buscando los mismos recursos aunque tienen necesidades específicas.
El desarrollo de este continuo requiere ideas claras sobre:
1. El objetivo de desarrollo. Cómo anécdota conozco pueblos donde el alcalde habla de turismo rural, urbanizaciones sostenibles e Internet y los vecinos están instalando cebaderos de cerdos cuya presencia se puede notar a varios kilómetros de distancia. Ambas actividades suponen un uso de recursos escasos pero son difícilmente compatibles.
2, Los pasos que contribuirían a ese objetivo de desarrollo. ¿Qué tipo de ayuntamiento? ¿Qué impuestos? ¿Qué infraestructuras?
En la charla todavía hablé de alguna otra cosa pero aquí doy por concluida mi descripción.
Estas siete entradas pueden ser el inicio de un manual para economistas interesados en el desarrollo rural que llevaría por título “Principios económicos básicos y desarrollo rural”.
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