El siguiente punto tratado fue el referente a los factores económicos que afectan al crecimiento rural. Aquí elegí una aproximación progresiva a tan difícil cuestión que comienza con una de las expresiones más desafortunadas usadas en este ámbito: fijar población. De algún modo, el lenguaje indica que quien lo usa no confía mucho en hacer del mundo rural un lugar atractivo para vivir y trabajar y piensa en medidas más radicales que fijen la población.
Cuando se habla de fijar población existen dos tipos de políticas que merecen una reflexión: la política agraria y la de infraestructuras.
La política agraria contribuiría a fijar población al hacer que trabajar en ese sector fuese atractivo para más personas. Contra esta idea yo antepongo la anécdota del agricultor que trabaja en el campo unas horas y unos días y vive en una ciudad.
La política de infraestructuras contribuiría a fijar población al hacer más accesibles los servicios urbanos más distantes. Contra esta idea yo antepongo la anécdota del médico, el maestro, el farmacéutico y el veterinario que viven en la ciudad y se desplazan diariamente al pueblo para ejercer su profesión.
Estas dos anécdotas invitan a una reflexión sobre los factores que hace que el agricultor y esos profesionales vivan en una ciudad aunque su actividad laboral se desarrolle en el ámbito rural. Se pueden citar al menos dos tipos de factores:
El primero es el mercado laboral. El agricultor puede tener una segunda renta en el ámbito urbano. En todos los casos, vivir en el ámbito urbano aumenta las posibilidades de empleo para el resto de los miembros del hogar.
En segundo lugar, está el acceso a todo un conjunto de servicios públicos y privados que sólo pueden producirse a una determinada escala. El principio básico de la escala vuelve a aparecer.
Estos ejemplos nos llevan a considerar la aglomeración como un fenómeno que afecta negativamente al desarrollo del mundo rural. La aglomeración es un fenómeno (recursivo) circular que se produce en economía en general y en geografía económica en particular. Es algo así como la sardina que se muerde la cola.
El ejemplo más claro de este fenómeno lo tengo en el ordenador en el que escribo. El sistema operativo es Windows. Yo no me atrevo a cambiar de sistema operativo aunque sea más eficaz y barato porque temo problemas de compatibilidad con otros usuarios. Los vendedores de ordenadores no lo instalan porque yo tengo ese problema y yo tengo ese problema porque los vendedores no lo instalan.
En el ámbito geográfico, yo vivo en una ciudad porque me queda cerca el trabajo y un conjunto de servicios. Pero cuando una empresa decide instalarse en la provincia suele instalarse en la capital porque allí tiene trabajadores y clientes. Los servicios comerciales sofisticados (IKEA) buscan grandes aglomeraciones de gente pero la gente cuando elige un lugar donde vivir valora la existencia de estos servicios. Una escuela rural necesita niños pero la gente con niños no se queda en el pueblo si no hay escuela. En definitiva, multitud de factores de desarrollo rural y urbano están sometidos a este fenómenos de la aglomeración.
Este fenómeno parece ser un lastre en el desarrollo rural. No hay crecimiento porque no hay aglomeración y no hay aglomeración porque no hay crecimiento. Sin embargo, hay dos elementos que dejan un resquicio importante:
El primero es el carácter accidental de la aglomeración. Una vez que está en marcha sigue su camino sin que nadie recuerde porque comenzó. Sin embargo, el inicio del proceso suele ser anecdótico y podría haber ocurrido de cualquier otra manera. La clave es la siguiente: ¿Habría algún problema si la ciudad de Madrid estuviese situada donde está Toledo o en Valladolid? Lo importante es que allí se ha aglomerado las personas y las actividades económicas no la razón por la que la ciudad se fundó en ese territorio. La consecuencia es que se buscan los factores que hagan que se pueda iniciar un proceso de aglomeración.
El segundo es que la aglomeración conduce a la congestión. Es decir, a un uso intensivo de los recursos que se comparten que convierte en costosa o desagradable la experiencia. Por tanto, hay oportunidades para el territorio que ofrezca alternativas a la congestión de otro.
Continuará ...
Cuando se habla de fijar población existen dos tipos de políticas que merecen una reflexión: la política agraria y la de infraestructuras.
La política agraria contribuiría a fijar población al hacer que trabajar en ese sector fuese atractivo para más personas. Contra esta idea yo antepongo la anécdota del agricultor que trabaja en el campo unas horas y unos días y vive en una ciudad.
La política de infraestructuras contribuiría a fijar población al hacer más accesibles los servicios urbanos más distantes. Contra esta idea yo antepongo la anécdota del médico, el maestro, el farmacéutico y el veterinario que viven en la ciudad y se desplazan diariamente al pueblo para ejercer su profesión.
Estas dos anécdotas invitan a una reflexión sobre los factores que hace que el agricultor y esos profesionales vivan en una ciudad aunque su actividad laboral se desarrolle en el ámbito rural. Se pueden citar al menos dos tipos de factores:
El primero es el mercado laboral. El agricultor puede tener una segunda renta en el ámbito urbano. En todos los casos, vivir en el ámbito urbano aumenta las posibilidades de empleo para el resto de los miembros del hogar.
En segundo lugar, está el acceso a todo un conjunto de servicios públicos y privados que sólo pueden producirse a una determinada escala. El principio básico de la escala vuelve a aparecer.
Estos ejemplos nos llevan a considerar la aglomeración como un fenómeno que afecta negativamente al desarrollo del mundo rural. La aglomeración es un fenómeno (recursivo) circular que se produce en economía en general y en geografía económica en particular. Es algo así como la sardina que se muerde la cola.
El ejemplo más claro de este fenómeno lo tengo en el ordenador en el que escribo. El sistema operativo es Windows. Yo no me atrevo a cambiar de sistema operativo aunque sea más eficaz y barato porque temo problemas de compatibilidad con otros usuarios. Los vendedores de ordenadores no lo instalan porque yo tengo ese problema y yo tengo ese problema porque los vendedores no lo instalan.
En el ámbito geográfico, yo vivo en una ciudad porque me queda cerca el trabajo y un conjunto de servicios. Pero cuando una empresa decide instalarse en la provincia suele instalarse en la capital porque allí tiene trabajadores y clientes. Los servicios comerciales sofisticados (IKEA) buscan grandes aglomeraciones de gente pero la gente cuando elige un lugar donde vivir valora la existencia de estos servicios. Una escuela rural necesita niños pero la gente con niños no se queda en el pueblo si no hay escuela. En definitiva, multitud de factores de desarrollo rural y urbano están sometidos a este fenómenos de la aglomeración.
Este fenómeno parece ser un lastre en el desarrollo rural. No hay crecimiento porque no hay aglomeración y no hay aglomeración porque no hay crecimiento. Sin embargo, hay dos elementos que dejan un resquicio importante:
El primero es el carácter accidental de la aglomeración. Una vez que está en marcha sigue su camino sin que nadie recuerde porque comenzó. Sin embargo, el inicio del proceso suele ser anecdótico y podría haber ocurrido de cualquier otra manera. La clave es la siguiente: ¿Habría algún problema si la ciudad de Madrid estuviese situada donde está Toledo o en Valladolid? Lo importante es que allí se ha aglomerado las personas y las actividades económicas no la razón por la que la ciudad se fundó en ese territorio. La consecuencia es que se buscan los factores que hagan que se pueda iniciar un proceso de aglomeración.
El segundo es que la aglomeración conduce a la congestión. Es decir, a un uso intensivo de los recursos que se comparten que convierte en costosa o desagradable la experiencia. Por tanto, hay oportunidades para el territorio que ofrezca alternativas a la congestión de otro.
Continuará ...
1 comentario:
La aglomeracion es posible que se invierta debido a dos causas. una bajada todavia mayor del coste de transporte pues al fin y al cabo es nuestro catalizador en todo esto y la subida irremediable de los precios de los productos no comercializables en la ciudad lo que hace atractivo deslocalizarse y producir y vivir en lugares remotos.
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