Me he apuntado a un curso de formación que se titula “Aprendiendo a enseñar en el espacio europeo de educación superior (EEES)”. Me he inscrito por varias razones.
1. Es importante formarse, mantenerse al día, salir un poco de la rutina intelectual.
2. Me interesa el tema que enseño en la universidad y me importan mis alumnos.
3. Tengo muchas preguntas sobre el desmesurado proyecto de cambio docente al que nos vamos a someter.
La convergencia europea, plan de Bolonia busca la comparabilidad de los estudios en diferentes universidades y países. En principio suena bien la explicación de Juan Vázquez en
¿Qué es eso que llamamos Bolonia? Se trata, fundamentalmente, de hacer converger los sistemas universitarios europeos. Pero converger no es ser iguales, sino acercarse, avanzar en una misma dirección y compartir unos elementos comunes. Del mismo modo que la instauración del euro no perseguía una imposible igualación de las economías, sino que éstas cumpliesen unos criterios de convergencia, el avance del Espacio Europeo de Educación Superior se sustenta sobre una serie de elementos compartidos entre los diferentes sistemas universitarios. Los créditos europeos vendrían a desempeñar en este caso el papel de moneda única académica. El reconocimiento de los títulos y la transferibilidad de los créditos tendría un efecto similar al de un desarme arancelario. El suplemento europeo al título equivaldría al pasaporte universitario europeo. La movilidad de los universitarios podría equipararse a la libre circulación de las personas. Los requisitos de acreditación se asimilarían a los sistemas de garantía de la calidad. Y la estructura de tres ciclos de grado, máster y doctorado, a normas de homologación institucionales.
Yo veo un problema en el símil. Se cambió a una moneda común pero, afortunadamente, no se definió en el mismo instante el valor de cada producto. Los créditos evalúan los conocimientos por las horas que se emplean en adquirirlos. Esta es una conocida falacia económica que se puede ver en el siguiente ejemplo: si se tarda una hora en hacer una paella y el dentista tarda un cuarto de hora en empastar una muela una paella debe valer cuatro veces más que un empaste. Yo tengo dificultades para ver que una hora de trabajo con un profesor con premio Nobel y cinco compañeros que aspiran a serlo en
Los cursos de formación a los que he asistido hasta ahora inciden en los siguientes puntos:
Competencias, aprender a aprender, motivar al estudiante, presentar el material en contextos significativos (casos prácticos).
Las competencias son difíciles de definir. Tan difíciles que muy a menudo se recurre a competencias triviales (habito de trabajo) que deberían estar desarrolladas antes de llegar a la universidad o competencias que tienen sus propias técnicas de enseñanza (hablar en público, trabajo en grupo).En el ámbito de la enseñanza de la economía a mi se me ocurren las siguientes competencias
1. Pensamiento riguroso y crítico.
2. Entender el papel de los modelos.
3. Entender el papel de la evidencia empírica.
4. Entender el proceso científico.
5. Conocer un listado de cuestiones económicas esenciales tanto tradicionales eomo innovadoras
Todas estas “competencias” pueden ser desarrolladas mientras se procede a una explicación detallada de un resumen de los logros de muchas mentes privilegiadas y laboriosas a lo largo de varios siglos. En otras palabras no tengo ni idea de cómo como se aprende a aprender. La técnica que yo uso es aprender a aprender aprendiendo alguna cosa. En este caso, Economía.
En los cursos de formación de profesorado se propone muy a menudo enseñar con casos. Sin embargo, es muy difícil encontrar casos que traten un número importante de temas relevantes. En cualquier caso, no abunda este material. Finalmente, estoy de acuerdo con la importancia de la motivación pero esto es tan cierto en el sistema actual como en cualquiera que lo sustituya.
Cosas que me extrañan de las propuestas docentes del plan de Bolonia.
1. Se dice que el profesor no presentará material sino que supervisará o facilitará el proceso de aprendizaje. Puede ser factible con alumnos muy motivados pero se me escapa totalmente cómo se hace con alumnos poco motivados.
2. También se dice que es un plan de inspiración anglosajona. Yo he estado en
Aplicación práctica.
¿Cómo se eligieron las asignaturas de cada grado? Las mismas de antes. Si sobraba o faltaba alguna se decidía por la cuota de poder de cada catedrático. Básicamente, por el número de profesores que tenía detrás. En otras palabras, la relevancia didáctica, científica o profesional de una materia depende del número de personas que la impartan actualmente y tengan voto. Mi impresión es que es materialmente imposible dar las mismas asignaturas con mayores requisitos de trabajo por parte de los alumnos.
¿Cómo se elaboraron los programas? Básicamente, se usaron los mismos de antes. De nuevo, mi impresión es que es imposible dar el mismo material “traspasando” la responsabilidad del aprendizaje a los alumnos. También creo que es imposible trabajar a la misma velocidad sobre casos y ejemplos prácticos.
La “supervisión” del proceso de aprendizaje parece que requiere mucho más trabajo por parte del profesor que la lección magistral. ¿Cuántos nuevos profesores se van a contratar? Ninguno.