Rajoy eligió a Manuel Pizarro como número dos de la lista al Congreso por Madrid debido a sus vastos (¿bastos?) conocimientos económicos. El día de su presentación política Pizarro dijo algo así como que: “donde mejor está el dinero es en el bolsillo del contribuyente”. Cualquier persona con unos conocimientos rudimentarios de economía sabe que la afirmación es completamente falsa. De hecho, sólo sería cierta en una economía sin bienes públicos ya que la cantidad de éstos generada en libre competencia es generalmente insuficiente (Pagina 159 de las 629 del libro introductorio de Mankiw). No deja de sorprender que se puedan sacar las oposiciones de Abogado del Estado, las de Agente de Cambio y Bolsa, crear una empresa de inversión financiera, dirigir dos grandes empresas y hasta ser Vicepresidente Económico del Gobierno con semejantes lagunas.
En este sentido, las oposiciones de Economista del Estado deben ser casi tan problemáticas. Probablemente, la mayor barbaridad económica de la legislatura (con permiso del discurso de aceptación del Ministerio de Chacón) la haya pronunciado Jordi Sevilla (Economista del Estado) al afirmar que pretendía que la paternidad no supusiese ningún tipo de renuncia. Teniendo en cuenta que el tema de las renuncias se analiza en la página 4 del manual de introducción a la Economía de Mankiw las dos tardes de clases de Economía que Sevilla impartió a Zapatero antes de las elecciones anteriores debieron ser memorables. Por otra parte, las oposiciones a Economista del Estado deberían estar grabadas y colgadas en youtube.
Finalmente, Zapatero pretende devolver 400 euros a los contribuyentes que hayan cotizado más de 400 euros. La primera sorpresa es que ésta es la propuesta de Pizarro. Nótese que no se trata de una redistribución (noble objetivo de política económica que definía a la izquierda hasta hace cuatro años) sino de poner el dinero de vuelta en los bolsillos de los contribuyentes. Por tanto, el autoproclamado presidente rojo considera una política de izquierda incentivar el consumo privado reconociendo implícitamente que él no tiene una política de gasto público que supere a esta tosca medida. Hasta hace poco esto era neoliberalismo salvaje seguidor del patrón mundial del comercio. En definitiva, si ésta es la política de un rojo tiemblo al pensar que significará ser feminista.
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