Declaración previa
Estoy a favor de cualquier reforma política o administrativa que siga escrupulosamente los principios del estado de derecho. Obviamente, esto incluye que yo pueda expresar libremente mis puntos de vista sobre estas reformas aunque soy consciente de que pueden ser minoritarios y que, por tanto, no se van a llevar a la práctica.
¿Estaba Zapatero esa mañana en la calle Ordoño II de León? Cuando hace unos días pude ver el talante de Txapote en su juicio por diversos asesinatos recordé donde estaba yo. Yo estaba en esa calle de León implorándole a ETA que no asesinase a Miguel Angel Blanco. Junto a mí estaba mi mujer embarazada, sus padres y su hermano. Había miles de personas en silencio en un acto sincero y emotivo. Cien kilómetros al norte, en la Calle Uría de Oviedo estaban mis padres, mi hermana, mis nonagenarios abuelos y otros cientos de miles de ciudadanos anónimos.
Aquel día los monstruos de ETA nos habían tocado un punto particularmente sensible. Un joven licenciado en Económicas con un proyecto de vida decente es secuestrado y asesinado mientras millones de personas imploran a los asesinos que no lo hagan. Reconozco que debería haber sentido lo mismo por todas y cada una de las víctimas. Sin embargo, la percepción humana es muy limitada y la mayor parte de las veces las víctimas sólo son un número. Al dilatar el asesinato durante dos días, yo había tenido tiempo de reconocerme en esa víctima, mis suegros en sus suegros, mis padres en sus padres, ver a mi hijo no nacido como sus hijos que ya no nacerían, etc. Anteriormente, me había sentido muy dolido cuando asesinaron a Francisco Tomás y Valiente en su despacho de la Universidad mientras trabajaba, como hago yo, con la puerta abierta.
Yo creo que es importante hacer un ejercicio mental que te permita entender profundamente la naturaleza de tu oponente en la negociación. En ese sentido, el haber ido a aquella concentración hubiese ayudado a Zapatero a entender la naturaleza de las personas con las que negocia. La experiencia me indica que muchas personas son llamadas a tomar decisiones sobre fenómenos que no entienden. Baste para ello leer mis anteriores artículos sobre la vivienda.
Mi experiencia de “negociación” con ETA se limita a aquella aciaga mañana. La tarde fue todavía mucho peor. Los asesinos le pegaron varios tiros en la nuca a Miguel Angel en un camino rural.
Seguramente soy muy obtuso pero yo no veo ninguna negociación en marcha distinta a la que ocurrió aquella mañana. Nosotros les pedimos que no maten y les ofrecemos los mecanismos del estado de derecho para que ejerzan sus opciones políticas. ¿Qué harán ellos?
Una pregunta ¿Por qué desconfiar es estar en contra de la paz? La desconfianza basada en la experiencia y la actitud de Txapote (y otros) es una opción legítima mientras no se explique el origen de la desmedida confianza actual.
Estoy a favor de cualquier reforma política o administrativa que siga escrupulosamente los principios del estado de derecho. Obviamente, esto incluye que yo pueda expresar libremente mis puntos de vista sobre estas reformas aunque soy consciente de que pueden ser minoritarios y que, por tanto, no se van a llevar a la práctica.
¿Estaba Zapatero esa mañana en la calle Ordoño II de León? Cuando hace unos días pude ver el talante de Txapote en su juicio por diversos asesinatos recordé donde estaba yo. Yo estaba en esa calle de León implorándole a ETA que no asesinase a Miguel Angel Blanco. Junto a mí estaba mi mujer embarazada, sus padres y su hermano. Había miles de personas en silencio en un acto sincero y emotivo. Cien kilómetros al norte, en la Calle Uría de Oviedo estaban mis padres, mi hermana, mis nonagenarios abuelos y otros cientos de miles de ciudadanos anónimos.
Aquel día los monstruos de ETA nos habían tocado un punto particularmente sensible. Un joven licenciado en Económicas con un proyecto de vida decente es secuestrado y asesinado mientras millones de personas imploran a los asesinos que no lo hagan. Reconozco que debería haber sentido lo mismo por todas y cada una de las víctimas. Sin embargo, la percepción humana es muy limitada y la mayor parte de las veces las víctimas sólo son un número. Al dilatar el asesinato durante dos días, yo había tenido tiempo de reconocerme en esa víctima, mis suegros en sus suegros, mis padres en sus padres, ver a mi hijo no nacido como sus hijos que ya no nacerían, etc. Anteriormente, me había sentido muy dolido cuando asesinaron a Francisco Tomás y Valiente en su despacho de la Universidad mientras trabajaba, como hago yo, con la puerta abierta.
Yo creo que es importante hacer un ejercicio mental que te permita entender profundamente la naturaleza de tu oponente en la negociación. En ese sentido, el haber ido a aquella concentración hubiese ayudado a Zapatero a entender la naturaleza de las personas con las que negocia. La experiencia me indica que muchas personas son llamadas a tomar decisiones sobre fenómenos que no entienden. Baste para ello leer mis anteriores artículos sobre la vivienda.
Mi experiencia de “negociación” con ETA se limita a aquella aciaga mañana. La tarde fue todavía mucho peor. Los asesinos le pegaron varios tiros en la nuca a Miguel Angel en un camino rural.
Seguramente soy muy obtuso pero yo no veo ninguna negociación en marcha distinta a la que ocurrió aquella mañana. Nosotros les pedimos que no maten y les ofrecemos los mecanismos del estado de derecho para que ejerzan sus opciones políticas. ¿Qué harán ellos?
Una pregunta ¿Por qué desconfiar es estar en contra de la paz? La desconfianza basada en la experiencia y la actitud de Txapote (y otros) es una opción legítima mientras no se explique el origen de la desmedida confianza actual.
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